A medida que el interés por los activos financieros crece en España, cada vez más personas se preguntan cómo empezar a invertir tanto en acciones como en criptomonedas. El acceso a las plataformas digitales ha democratizado la inversión, permitiendo que nuevos perfiles se incorporen al mercado. Sin embargo, las diferencias entre ambos tipos de activos requieren enfoques distintos, especialmente en lo que respecta a fiscalidad, regulación y plataformas disponibles. Este panorama mixto plantea oportunidades y riesgos para quienes desean diversificar su cartera desde territorio español.
Lo que sucedió
Invertir en acciones desde España se ha vuelto un proceso accesible gracias a plataformas online que permiten operar en mercados nacionales e internacionales.
Estas plataformas permiten invertir en empresas tanto del IBEX 35 como en gigantes estadounidenses como Apple, Tesla o Amazon. Además, algunas permiten adquirir fracciones de acciones, lo cual abre la puerta a quienes no disponen de grandes sumas de capital. La tendencia a la digitalización ha eliminado muchas barreras de entrada, aunque sigue siendo clave analizar los costos de cada plataforma y su seguridad regulatoria.
En cuanto a las criptomonedas, el proceso también se ha simplificado mediante exchanges como Binance, Coinbase, Bit2Me y Kraken. Estas plataformas permiten comprar, vender y almacenar criptoactivos con relativa facilidad, aunque requieren un conocimiento técnico más específico. La volatilidad de las criptomonedas y la falta de regulación clara aún representan desafíos significativos.
Desde el punto de vista fiscal, las inversiones en ambos mercados están sujetas a impuestos en España. Las ganancias de capital derivadas de acciones y criptomonedas tributan según tramos del 19 % al 28 %, con la obligación de declarar toda ganancia. Además, en el caso de criptomonedas, Hacienda exige declarar saldos y movimientos mediante el modelo 721, que entró en vigor a partir de 2024 para saldos superiores a los 50 000 euros en exchanges extranjeros.
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Por qué es importante
La creciente accesibilidad a inversiones digitales representa una transformación estructural en los hábitos financieros de los ciudadanos españoles. Tanto las acciones como las criptomonedas se han convertido en vehículos populares para diversificar ahorros, pero cada uno implica distintos niveles de riesgo, regulación y fiscalidad. En un contexto de inflación e incertidumbre económica, entender estas diferencias es clave para tomar decisiones informadas.
El papel de la regulación es cada vez más relevante, especialmente en el ámbito cripto. El modelo 721 y otras obligaciones fiscales buscan aumentar la transparencia sobre los activos digitales, al tiempo que generan dudas entre los inversores sobre cómo cumplir adecuadamente con Hacienda. Esta situación podría impulsar a plataformas locales a reforzar su oferta y asesoramiento fiscal para no perder competitividad frente a exchanges internacionales.
Además, el perfil del inversor español está evolucionando. Las nuevas generaciones valoran la autonomía y la facilidad que brindan las plataformas digitales, pero también demandan mayor educación financiera. La convivencia entre mercados tradicionales y emergentes exige un enfoque estratégico para construir carteras equilibradas, adaptadas tanto al presente como al futuro de las finanzas personales.
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero.
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