Con los mercados en pausa y los relojes marcando la cuenta atrás, los bonos de la zona euro apenas se movieron este jueves mientras el Banco Central Europeo prepara lo que podría ser el primer paso de un nuevo ciclo monetario. Se espera que la institución presidida por Christine Lagarde anuncie una bajada de tipos que, más que relajar al mercado, lo deja suspenso ante la gran incógnita: ¿y después, qué?
Lo que sucedió
Los rendimientos de los bonos soberanos europeos se mantuvieron prácticamente planos a la espera del anuncio clave del BCE este jueves. El rendimiento del bono alemán a 10 años, que sirve de referencia para toda la zona euro, apenas varió y se situó en el 2,52 %, tras haber marcado un mínimo reciente del 2,485 % dos días antes.
El mercado da casi por descontado que el BCE recortará los tipos de interés en 25 puntos básicos, situando la tasa de facilidad de depósito en el 2 %. Sin embargo, el foco ya no está en la decisión inmediata, sino en las señales que el banco pueda ofrecer sobre el rumbo de su política monetaria en los próximos meses.
El rendimiento del bono a dos años de Alemania, más sensible a las decisiones del BCE, también permaneció sin cambios en el 1,79 %. Esta estabilidad sugiere que los inversores aún no ven claro el calendario de nuevos recortes, especialmente para la reunión de julio, donde solo se atribuye una probabilidad del 30 % a otro movimiento a la baja.
Los analistas de ING apuntan que una revisión a la baja en las previsiones de inflación, junto con riesgos a la baja en el crecimiento económico, podrían dibujar un escenario más sombrío. Aun así, advierten que Lagarde podría optar por la prudencia en sus declaraciones, dada la elevada incertidumbre, sobre todo en lo relativo al comercio global.
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Por qué es importante
Este posible recorte marca un punto de inflexión: sería la primera vez desde el ciclo de subidas iniciado en 2022 que el BCE afloja el freno monetario. Aunque parece un alivio, no despeja el camino. La moderación en las previsiones de inflación permite este giro, pero no garantiza una trayectoria continua de bajadas.
Algunos analistas destacan que, aunque el mercado descuenta al menos otro recorte para finales de año, hay muchas variables en juego. Factores como la evolución del consumo, la dinámica salarial o la geopolítica comercial (con ecos del pasado mandato de Trump aún resonando) podrían cambiar el paso del BCE en cualquier momento.
Además, la reacción contenida del mercado refleja más incertidumbre que confianza. El bono a dos años, tradicional termómetro de expectativas, no se mueve, como si esperara una señal clara que aún no llega. En este contexto, la rueda de prensa de Lagarde podría pesar más que el propio recorte.
Foto: Shutterstock/Giulio Benzin
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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