El vértigo bursátil puede llegar en segundos. Este jueves, la tecnológica española Indra se ha desplomado un 6,06 % hasta los 34,1 euros por acción, justo después de que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, confirmara su rechazo a comprometer a España con el objetivo del 5 % de gasto militar que propone la OTAN. En un año marcado por tensiones geopolíticas que han impulsado su cotización, el giro político ha funcionado como un frenazo inesperado.
Lo que sucedió
Indra (BME:IDR) ha sido la gran damnificada de la jornada bursátil. Lideró las caídas tanto del IBEX 35 como del mercado español en general, perdiendo más de un 6 % de su valor en apenas unas horas. El mensaje enviado por Pedro Sánchez a la OTAN, rechazando adherirse al objetivo de elevar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB, ha sido la chispa que encendió la venta masiva.
La misiva, dirigida al secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, no solo evita compromisos firmes, sino que propone suavizar el lenguaje de la declaración final que se debatirá en la próxima cumbre en La Haya. Sánchez plantea una fórmula más flexible o, directamente, que se excluya a España del cumplimiento del objetivo.
El contexto no podía ser más delicado para Indra. La compañía, con fuerte exposición al sector público y contratos vinculados a defensa y seguridad, ha visto cómo este gesto político ha tambaleado su narrativa de crecimiento. Analistas como Paula Esteban destacan que “la decisión ha supuesto un golpe para la compañía”, que venía disfrutando de un viento de cola en los mercados.
Como si fuera poco, la jornada llegaba con otra mala noticia: el anuncio de un expediente de regulación de empleo (ERE) que afectará a 210 trabajadores del centro de atención al cliente de Indra en Sevilla. Aunque no está relacionado con defensa, el anuncio contribuyó a un clima negativo que arrastró aún más la cotización.
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Por qué es importante
La caída de Indra se interpreta como algo más que una simple corrección bursátil: es un síntoma de cómo la política de defensa puede mover, o detener, piezas clave del engranaje empresarial español. Durante meses, Indra había duplicado su valor gracias al contexto geopolítico y a las presiones de Estados Unidos para que Europa refuerce su inversión militar.
El rechazo de España a alinearse con ese movimiento rompe esa inercia. En palabras de analistas recogidas en medios financieros, este giro puede interpretarse como una pérdida de oportunidades contractuales dentro del ecosistema OTAN, donde Indra juega un papel cada vez más relevante como proveedora de tecnología y sistemas de defensa.
Además, se abre una incógnita sobre el futuro inmediato de otras empresas del sector, grandes y pequeñas, que dependen del presupuesto público para investigación, desarrollo o ejecución de proyectos militares. ¿Está España dispuesta a quedar al margen de una ola de inversión en defensa que muchos países están abrazando?
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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