El presidente Donald Trump desató una nueva ola de inquietud entre los inversionistas por las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China a finales de la semana pasada, lo que provocó una fuerte caída en los mercados bursátiles y otros activos de riesgo. El detonante: una enérgica reprimenda a la decisión de Pekín de endurecer los controles a la exportación de tierras raras, seguida de la amenaza de imponer un arancel del 100 % a todas las importaciones chinas.
Los mercados recuperaron cierta estabilidad esta semana después de que Trump suavizara su tono hacia Pekín durante el fin de semana. Pero el repentino episodio de volatilidad ha revelado un patrón interesante: Wall Street es más resistente a los brotes de tensión entre Estados Unidos y China que las acciones chinas, especialmente en el sector tecnológico.
El viernes, el ETF Invesco China Technology (CQQQ) se desplomó un 7,8 %, una caída brutal que eclipsó el descenso del 3,5 % del ETF Invesco QQQ, que sigue al Nasdaq-100. Aunque ambos fondos se recuperaron parcialmente el lunes, la divergencia sigue siendo marcada. Desde el 3 de octubre, el QQQ ha ganado casi un 10 % frente al CQQQ, prolongando una tendencia que sugiere que la tecnología estadounidense se considera cada vez más una apuesta más segura que su homóloga china.
El estratega macroeconómico Andreas Steno Larsen lo resumió sin rodeos en una publicación de X.com:
“A juzgar por los mercados bursátiles, China se encuentra actualmente en peor situación que Estados Unidos en este pequeño enfrentamiento”.
Las cifras le dan la razón. Las acciones tecnológicas chinas, que ya se encontraban bajo la presión de las medidas reguladoras internas y la ralentización del crecimiento, están absorbiendo ahora el impacto del riesgo geopolítico. La amenaza arancelaria de Trump amplificó las preocupaciones sobre las interrupciones de la cadena de suministro y las restricciones a las exportaciones, lo que provocó la huida de los inversionistas de las empresas chinas.
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Mientras tanto, las empresas tecnológicas estadounidenses, a pesar de su propia exposición a China, siguen beneficiándose de un relativo aislamiento. La relativa resistencia del Nasdaq parece reflejar la confianza de los inversionistas en que las empresas tecnológicas estadounidenses están estructuralmente mejor posicionadas para absorber las perturbaciones relacionadas con el comercio, mientras que los cambios de política de China están añadiendo incertidumbre al sector tecnológico nacional.
El impacto asimétrico de la retórica de Trump es revelador. Si bien sus comentarios provocaron nerviosismo a nivel mundial, el mayor impacto recayó en el sector tecnológico chino, lo que indica que la influencia de Washington aún puede superar a la de Pekín a corto plazo.
Aún no está claro si Trump llevará a cabo su amenaza de imponer aranceles. Pero, por ahora, el marcador está claro: Wall Street se mantiene firme. Los gigantes tecnológicos de Pekín están tambaleándose. Y en esta ronda de Trump contra China, los inversionistas están votando con sus pies.
Imagen: Shutterstock
Este contenido se ha elaborado parcialmente con la ayuda de herramientas de inteligencia artificial y ha sido revisado y publicado por los editores de Benzinga.
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