Un comienzo lento
2022 ha sido un año brutal para las acciones. De hecho, los primeros seis meses del año fueron los peores primeros seis meses para el mercado de valores en más de 50 años, según NPR.
Sin embargo, durante la mayor parte del año, ha habido un sector de “cobijo seguro” al que inversores, desde traders minoristas hasta Warren Buffett, se han acercado: la energía. Acciones como Peabody Energy Corp (NYSE:BTU), una empresa líder en carbón, han tenido un rendimiento positivo superior al 100% durante el último año.
Se cumplen las predicciones
Pero con la reciente venta masiva de petróleo, las acciones energéticas han retrocedido casi todo lo que habían avanzado, lo que ha arrastrado al sector energético hasta la misma cueva bajista en la que se ya encontraban los demás sectores. Ya lo predijeron algunos traders e inversores, que a medida que aumentaran los temores de que se produjera una recesión, el petróleo al final tendría que retroceder cuando disminuyera la demanda de petróleo en tiempos de recesión.
El Energy Select Sector SPDR Fund (NYSE:XLE), uno de los índices favoritos de Wall Street para hacer seguimiento del mercado de la energía, se ha desplomado más de un 23% en el último mes. Aunque eso coloca al sector oficialmente en territorio de mercado bajista, el XLE ha subido casi un 20% en lo que va de año y casi un 30% en el último año.
Algunos traders, incluido Mark Dow, fundador de Dow Global Investments, ven esta reciente corrección del mercado de la energía como una oportunidad de compra.
Buy oil stocks. Now. — Dow (@mark_dow) July 6, 2022
“Tiempos sin precedentes”
Como prácticamente cualquier otro sector, hay muchísima incertidumbre en torno a la industria energética que dificulta a los analistas hacer predicciones direccionales sobre el precio del petróleo.
Recientemente, los analistas de JP Morgan dijeron que el petróleo podría llegar a alcanzar los 380 dólares por barril, mientras que los analistas de Citi aseguraron que los precios podrían desplomarse hasta los 65 dólares por barril, lo que se traduce en una bajada de más del 30% con respecto a sus precios actuales.
La gran discrepancia en los precios objetivo demuestra lo difícil que resulta predecir el futuro en este entorno macro golpeado por los temores de inflación global, los riesgos de recesión y la guerra entre Rusia y Ucrania.
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