Goldman Sachs prevé una ola importante de compras de oro por parte de los bancos centrales en noviembre. Las perspectivas del banco apuntan a un cambio continuo en la gestión de reservas, a medida que los responsables de la política económica buscan protegerse frente a riesgos geopolíticos y financieros.
Según Reuters, las últimas estimaciones de Goldman indican adquisiciones por 64 toneladas en septiembre, un aumento significativo frente a las 21 toneladas proyectadas para agosto. La previsión respalda una demanda sólida hasta final de año, ya que los bancos centrales de mercados emergentes siguen comprando activamente.
Sin embargo, gran parte de estas compras no se reportan públicamente. Las estimaciones del World Gold Council indican que solo un tercio de las compras de oro de los bancos centrales se comunica al FMI. Esto supone una fuerte caída frente a hace apenas cuatro años, cuando se notificaba alrededor del 90%.
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La estrategia de acumulación oculta de China
China es un claro ejemplo de esta tendencia. Sus divulgaciones oficiales mensuales muestran compras de solo 1,9 toneladas en agosto, 1,9 toneladas en julio y 2,2 toneladas en junio. Sin embargo, pocos analistas creen que esas cifras representen las adquisiciones reales.
Société Générale estima que China podría acumular hasta 250 toneladas este año si se mide a través de los flujos comerciales, lo que la convertiría en responsable de más de un tercio de la demanda mundial de los bancos centrales.
Jeff Currie, director de estrategia en el área de Transición Energética de Carlyle, afirma que evita estimar las compras reales de oro de China, ya que la estrategia del país está diseñada para revelar lo mínimo posible.
“A diferencia del petróleo, que se puede rastrear por satélite, con el oro no se puede. Simplemente no hay forma de saber adónde va este material ni quién lo está comprando”, declaró al Financial Times.
Esta falta de transparencia ha obligado a los operadores a recurrir a indicadores indirectos, como los envíos de lingotes de 400 onzas recién fundidos que pasan por Londres rumbo a refinadores chinos, así como las discrepancias entre producción, importaciones y los cambios en inventarios de los bancos comerciales en China.
“Tiene sentido informar solo lo mínimo, si es necesario, por temor a represalias de la administración estadounidense”, señaló Nicky Shiels, analista de la refinería suiza MKS Pamp.
“El oro se considera una cobertura pura frente a EE. UU. En la mayoría de los mercados emergentes, a los bancos centrales les interesa no revelar plenamente sus compras”.
Impacto en el mercado y perspectivas de precios
La reticencia a informar las compras de oro también refleja el deseo de evitar que otros operadores se adelanten a sus movimientos (front-running) en un mercado físico cada vez más ilíquido. La London Bullion Market Association solía operar con liquidaciones al día siguiente, pero este año ha registrado plazos de entrega de hasta ocho semanas.
Así, pese a la fuerte escalada del oro en 2025, las instituciones apuestan a que su rendimiento superior seguirá. Con una oferta ajustada y compras sostenidas por parte de los bancos centrales, Goldman prevé que el metal amarillo esté en camino de alcanzar su objetivo de 4.900 dólares para 2026.
Imagen a través de Shutterstock
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