Dado que se espera que la Reserva Federal disminuya el ritmo de sus subidas de las tasas este año y finalmente ponga fin al ciclo de ajustes, los analistas esperan que los precios del oro se disparen hasta niveles récord de más de 2.000 dólares por onza.
Los mercados anticipan una política relativamente menos agresiva y que la inflación comience a bajar. Como consecuencia, el oro al contado ha subido cerca de un 18% desde principios de noviembre y cotizaba a 1.909 dólares la onza al cierre de esta edición.
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Los analistas de Bank of America sostienen que el debilitamiento del dólar y los rendimientos de los bonos “se convertirán en grandes vientos favorables para el metal amarillo, lo que impulsará al oro por encima de los 2.000 dólares la onza en los próximos meses”, según un informe de Reuters.
Presuntamente, Nitesh Shah, analista de WisdomTree, cree que, con menos presión del dólar y los bonos, es probable que los inversores compren lingotes como protección contra la inflación y la turbulencia económica. Agregó que los precios podrían superar fácilmente los 2.100 dólares la onza para finales de año.
“El riesgo de que los bancos centrales se excedan y lleven a sus economías a la recesión es alto”, opinó Shah.
Las expectativas de que se modere la inflación han cobrado impulso en las últimas semanas. Philipp Hildebrand, vicepresidente de BlackRock, declaró el lunes que espera que la inflación disminuya rápidamente, pero señaló que los bancos centrales continuarán con su trayectoria de ajustes.
Corrección a corto plazo En una nota, ANZ Research ha dicho que tienen una visión constructiva para el oro durante los próximos 12 meses, pero parece probable una corrección a corto plazo si la Fed sorprende al mercado con una postura agresiva.
“La inversión y la demanda física son de apoyo para el 2023. La reapertura de China prepara el escenario para la resiliencia en la compra de oro físico”, afirmaron.
ANZ Research señaló que, técnicamente, el impulso alcista sigue intacto y los precios superan los 1.878 dólares la onza. “Sin embargo, una formación de cuña ascendente indica un cambio de tendencia y, si eso se materializase, los precios podrían volver a caer hasta los 1.730/onza”, sentenciaron.
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