Telefónica S.A. (BME:TEF) (NYSE:TEF) vuelve al foco del mercado tras los rumores de una posible ampliación de capital. La operación tendría lógica financiera dentro de la estrategia de inversión y adquisiciones, aunque podrían manifestarse tensiones entre caja, deuda y dividendo. Desde que saltó el rumor, la acción acumula un retroceso cercano al 7 %, señal de una revisión de expectativas más que de un giro estructural.
Lo que sucedió
Según XTB, una ampliación de capital encajaría con el plan de Telefónica de reforzarse en mercados clave mediante adquisiciones e inversiones en infraestructura. El matiz está en el ritmo de generación de caja: el flujo libre no crece como se esperaba y, para apuntalar la liquidez, la compañía se mueve entre dos vías clásicas, más deuda o más capital, cada una con sus costes y dilución potencial.
La fricción con la política de dividendos es evidente: mantener — o incluso elevar — la retribución al accionista mientras se emite capital nuevo tiende a destruir valor, porque equivale a “pagar con tu propio dinero” y puede alejar a inversores institucionales. La recomendación implícita: si se necesita reforzar caja, conviene priorizar crear valor a largo plazo antes que sostener el dividendo.
La clave pasa por el destino de los fondos. Si se orientan a proyectos con retornos claros, la operación puede ser razonable; si solo sirve para recortar deuda manteniendo el dividendo, el argumento se debilita. En la primera mitad del año, Telefónica generó 291 millones de euros de caja libre de operaciones continuadas (169 millones en total incluyendo discontinuadas) y abonó 818 millones de euros en dividendos; para cubrir el desfase, aumentó la deuda. La dilución final, además, dependerá del tamaño de la eventual ampliación.
Como telón de fondo, el valor último lo marcará la capacidad de generar caja, algo que no debería cambiar por sí mismo con la operación. Mientras tanto, los inversores siguen sopesando escenarios a la espera de novedades corporativas que despejen el rumbo. En 2025, las acciones acumulan un avance del 15 %.
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Por qué es importante
Desde el lado técnico, el precio pierde tracción desde mediados de agosto, pero mantiene la tendencia de fondo: cotiza cerca de las principales medias en semanal, aunque en diario el precio se sitúa ya por debajo de la media de 200 sesiones. Ese contexto se combina con una rentabilidad por dividendo del 6,6 %, que actúa de “colchón” psicológico… aunque no sustituye a la disciplina en caja.
Los niveles mandan. La primera resistencia relevante se sitúa en 4,89 euros; superarla reactivaría la fuerza y abriría el paso hacia 5,00 euros y, posteriormente, 5,30 euros. En ese escenario, el sesgo positivo volvería a tomar la iniciativa y confirmaría que la corrección de agosto fue un paréntesis dentro de la tendencia principal.
Por abajo, el primer soporte a vigilar está en 4,40 euros. Perderlo sería una señal de debilidad que podría extender el retroceso hacia 4,35 euros. Los indicadores acompañan la prudencia: MACD aún sobre cero pero con cruce bajista, y un RSI pegado a 50 que invita a esperar confirmaciones antes de aumentar exposición.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
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