Santander (BME:SAN) vuelve a mover ficha en el mercado internacional y esta vez lo hace a lo grande. El banco ha cerrado un acuerdo para comprar TSB Bank al Sabadell (BME:SAB) , una operación que lo catapulta en el competitivo negocio hipotecario del Reino Unido y le asegura más peso en el mercado de depósitos. Con esta jugada, Santander no solo gana tamaño: marca un paso decisivo en su estrategia para consolidarse como uno de los grandes de la banca británica.
Santander acelera en Reino Unido
El acuerdo, valorado en 2650 millones de libras (unos 3100 millones de euros), permitirá a Santander convertirse en el cuarto mayor actor del mercado hipotecario británico, adelantando a Barclays y acercándose a gigantes como Lloyds, NatWest y Nationwide.
La integración de TSB aportará unos cinco millones de clientes adicionales a Santander UK, elevando su base total en Reino Unido a aproximadamente 28 millones. Esta adquisición también incrementará en un 18 % su cartera hipotecaria, lo que permitirá al banco alcanzar una cuota del 12 %, un avance clave para competir directamente con los principales actores del mercado.
Pero no solo gana en hipotecas. TSB también permitirá a Santander reforzar su posición en depósitos. La aportación del banco adquirido incrementará en torno al 19 % el volumen de depósitos en Santander UK, lo que situará al grupo como el tercer banco británico por depósitos en cuentas corrientes personales, por detrás únicamente de Lloyds y NatWest.
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Una operación con impacto inmediato
Según las previsiones, esta compra mejorará la rentabilidad de Santander, que podría pasar del 11 % registrado en 2023 al 16 % en 2028, gracias sobre todo a las sinergias de costes, calculadas en unos 460 millones de euros. Además, se espera que la operación aporte beneficios desde el primer año.
La noticia no ha pasado desapercibida en el mercado: las acciones del banco subieron más de un 2 % tras conocerse el acuerdo, lo que muestra que los inversores ven con buenos ojos el movimiento.
Lo que hay detrás de la jugada
Más allá de las cifras, esta operación llega en un momento donde el entorno de tipos de interés empieza a cambiar y donde tener escala y eficiencia resulta clave. Una de las fortalezas de TSB es precisamente su estructura de cobertura sobre la cartera crediticia, que permite a Santander mejorar sus márgenes incluso si los tipos comienzan a bajar, algo que se traduce en ingresos extra a corto plazo.
Otro punto fuerte es la capacidad de integración de Santander. La entidad ya ha demostrado experiencia previa en operaciones similares, como la absorción de bancos en Reino Unido y Portugal, y ahora vuelve a apoyarse en esos equipos para llevar adelante la fusión. La hoja de ruta pasa por optimizar costes, simplificar infraestructuras tecnológicas y reducir oficinas en plazas donde ambas entidades tienen presencia, como Londres y Edimburgo.
Para financiar la compra, Santander aprovechará parte de los recursos obtenidos tras la reciente venta de su negocio en Polonia, lo que le permite mantener su flexibilidad financiera y seguir atenta a futuras oportunidades. Aunque la dirección no tiene más operaciones en el radar inmediato, ha dejado claro que sigue abierta a nuevas adquisiciones cuando aparezcan opciones que encajen con su estrategia.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia ha sido editada por Edgli Romero
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