Sacyr (BME:SCYR) acelera su hoja de ruta latinoamericana. La compañía de infraestructuras prevé cerrar este mismo mes la venta de sus concesiones en Colombia, una operación que marca el final de una etapa y abre otra centrada en reforzar su posición en negocios estables, especialmente en el sector del agua. En un contexto donde las grandes constructoras buscan equilibrio entre rentabilidad y sostenibilidad, Sacyr quiere dejar claro que no se retira, sino que afina su estrategia.
Lo que sucedió
Sacyr confirmó que cerrará en noviembre la venta de sus activos concesionales en Colombia, incluyendo participaciones en proyectos de autopistas como Montes de María, Mar 1 y Mar 2. Esta decisión, según la compañía, forma parte del proceso de rotación de activos maduros para liberar recursos y fortalecer el balance.
La empresa, presidida por Manuel Manrique, subrayó que la desinversión se realiza en un momento de madurez de estos proyectos, tras años de desarrollo y explotación exitosa. La operación, según Sacyr, permitirá concentrar esfuerzos en geografías donde ya tiene mayor escala y previsibilidad regulatoria.
Pese a este movimiento, la firma descartó categóricamente vender su división de agua, un negocio que considera estratégico y de alto crecimiento a futuro. Manrique defendió que el agua es “una de las palancas más sólidas” para asegurar ingresos recurrentes y un impacto positivo en las comunidades.
El grupo recordó que, en los últimos años, su modelo de negocio se ha apoyado cada vez más en concesiones y servicios, con menor exposición al riesgo constructivo. La salida de Colombia, por tanto, no implica una reducción de su actividad global, sino un ajuste para optimizar su rentabilidad.
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Por qué es importante
La venta en Colombia llega en un momento en que Sacyr busca consolidar su posición financiera para respaldar su compromiso con los accionistas. Según adelantó la compañía, prevé un incremento “notable” del dividendo en 2026, gracias a la mejora del flujo de caja y la reducción de deuda.
Este refuerzo del pago al accionista no es menor: supone un mensaje de confianza en la sostenibilidad del negocio, especialmente tras años de ajustes financieros y expansión internacional. En el mercado, el gesto se interpreta como una señal de madurez y disciplina, una forma de decir que el crecimiento también puede medirse en estabilidad.
El foco en el agua, además, encaja con la tendencia global de infraestructuras sostenibles. Mientras otras constructoras reconfiguran su cartera, Sacyr opta por preservar una actividad que combina rentabilidad y propósito social. En tiempos de incertidumbre hídrica, esa apuesta puede ser tanto un negocio como un compromiso.
Imagen: T. Schneider / Shutterstock.com
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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