Cuando soplan vientos en contra, algunas empresas se tambalean… y otras ajustan las velas. Iberdrola (BME:IBE) y Naturgy (BME:NTGY) representan hoy dos formas opuestas de afrontar la incertidumbre que Donald Trump ha sembrado sobre las renovables. Mientras una gana confianza y altura en bolsa, la otra sufre turbulencias. Dos historias que se cruzan en un mismo sector, pero avanzan por caminos muy distintos.
Lo que sucedió
Iberdrola ha conseguido darle la vuelta a la presión que ejerció Donald Trump sobre sus proyectos renovables en Estados Unidos. Tras el varapalo inicial, la compañía reformuló su estrategia y la presentó con firmeza en su reciente Capital Markets Day. El resultado: una acción que gana altura en bolsa y un consenso cada vez más favorable entre los analistas.
Los expertos de Renta 4, como Ángel Pérez Llamazares, respaldan la renovada estrategia de Iberdrola y estiman un potencial de subida del 12 %, con un precio objetivo de 18,6 euros. Según sus cálculos, desde el nivel actual, las acciones podrían escalar un 15 % más. Una cifra que Jefferies eleva hasta un 17 %, al situar su previsión por encima de los 20 euros por acción.
El enfoque renovado de Iberdrola se apoya en proyectos de redes en Reino Unido y Estados Unidos, apostando por activos regulados que refuercen la previsibilidad del negocio. Su inversión de 58.000 millones de euros prioriza países con calificación crediticia alta, lo que reduce el riesgo financiero y mantiene su compromiso con dividendos crecientes.
Al mismo tiempo, firmas como Morningstar y Sadif Investment han cambiado su perspectiva sobre la energética. Si antes recomendaban mantenerse al margen, ahora apuestan por mantener o incluso comprar acciones, reflejo de la solidez del modelo y de su capacidad de adaptación ante un escenario internacional más adverso.
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Por qué es importante
El contexto de incertidumbre política en Estados Unidos, con Trump apuntando directamente al sector renovable, ha puesto en alerta a muchas compañías europeas con inversiones allí. Sin embargo, la reacción del mercado no ha sido uniforme. Iberdrola ha demostrado resiliencia, mientras Naturgy se enfrenta a una creciente desconfianza.
El caso más reciente es la colocación del 3,8 % de su autocartera por parte de Naturgy, valorada en unos 900 millones de euros. Aunque se trataba de una acción para mejorar su liquidez y liberar capital, el precio ofrecido fue inferior al del cierre previo de mercado, lo que provocó una caída del 3,8 % en bolsa. Un tropiezo que alimenta las dudas en torno al futuro cercano de la compañía.
La diferencia clave radica en las expectativas. Aunque Naturgy prevé beneficios sólidos para este año, los analistas no ven con buenos ojos el medio plazo. Solo uno de los 21 expertos que la siguen recomienda comprar, lo que contrasta con el fuerte respaldo que recibe Iberdrola. Naturgy se aferra a su política de dividendo, este año repartirá 1,7 euros por acción, como ancla en tiempos inestables.
Estas dos trayectorias muestran cómo el mismo viento puede empujar o frenar, según la dirección del timón. Iberdrola ha conseguido transformar una amenaza en impulso. Naturgy, en cambio, sigue buscando una narrativa que convenza a los mercados.
Imagen: lma_ss / Shutterstock.com
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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