Grifols (BME:GRF) avanza en su hoja de ruta estratégica con la exclusión bursátil de Biotest, aunque lo hace con menor participación preferente de la esperada. El mercado digiere la noticia con tibieza, en una jornada sin grandes sobresaltos para la acción. Pero debajo del titular, se agitan preguntas: ¿A qué coste real se afianza el control? ¿Qué implica esto para su deuda, su liquidez… y sus accionistas?
Lo que sucedió
Grifols ha completado su oferta pública de adquisición (OPA) de exclusión sobre Biotest, recibiendo la aceptación del 2,11 % de las acciones ordinarias con derecho de voto, que representan un 1,05 % del capital social, y del 15,18 % de las acciones preferentes sin derecho de voto, equivalentes a un 7,59 % del capital.
Como resultado, el grupo español controlará el 99,25 % de las acciones ordinarias de Biotest y el 61,40 % de las preferentes, consolidando su dominio casi total sobre la biotecnológica alemana. Cabe recordar que Biotest ya había dejado de cotizar en la Bolsa de Frankfurt el pasado 6 de junio.
La liquidación de la oferta está prevista para el próximo 16 de junio, según ha comunicado Grifols a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El pago se realizará a los accionistas que aceptaron vender sus títulos durante el periodo de oferta, que finalizó el 6 de junio.
El importe final de la operación se reduce a 108 millones de euros, debido a la baja aceptación de acciones preferentes. Esto contrasta con la previsión inicial de unos 350 millones, lo que rebaja significativamente el coste de la operación para la empresa catalana.
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Por qué es importante
Aunque a primera vista el desembolso final resulta mucho más bajo de lo anticipado, los analistas alertan sobre su impacto en la salud financiera de Grifols. Desde Bankinter, Pedro Echeguren valora la operación de forma negativa, ya que restará margen al flujo de caja libre previsto para 2025, unos 450 millones de euros, y dificultará el proceso de desapalancamiento de la compañía, que acumula una ratio de deuda de 5,5 veces su EBITDA (beneficio operativo) a cierre del primer trimestre.
Ese “alivio” en el coste no convence a todos. La escasa participación en la OPA por parte de los tenedores de acciones preferentes también podría indicar una falta de confianza en las condiciones ofrecidas o en la visión estratégica del grupo. La respuesta parcial puede convertirse en una piedra en el zapato a largo plazo si persisten los obstáculos financieros.
De momento, la bolsa recibe la noticia con mesura: Grifols sube un 0,29 % a media mañana, situándose en 10,49 euros por acción dentro del IBEX 35. Pero los analistas de Bankinter ya han movido ficha: mantienen su recomendación de ‘vender’ y han puesto en revisión su precio objetivo para la compañía. El mercado escucha… y observa con cautela.
Imagen: jittawit21/Shutterstock
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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