Repsol (BME:REP) vuelve a girar la rueda de las recompras de acciones con un nuevo programa valorado en 300 millones de euros. La energética vasca lanza esta iniciativa en un contexto donde grandes cotizadas españolas apuestan por este tipo de operaciones para reforzar la rentabilidad al accionista. La medida, además de recortar capital, apunta a un horizonte de mayor estabilidad bursátil. Pero, ¿qué hay detrás de este movimiento?
Lo que sucedió
Repsol ha activado un nuevo programa de recompra de acciones propias por un valor máximo de 300 millones de euros. La operación, que arrancó el 4 de septiembre y se extenderá hasta el 30 de diciembre de 2025, prevé adquirir hasta 40 millones de títulos, lo que equivale al 1,93 % de su capital social. Una vez completada, las acciones serán amortizadas.
Este programa replica al que la compañía cerró en julio, también por 300 millones, con el que adquirió más de 25 millones de acciones. Repsol continúa así con su estrategia de retorno al accionista, reforzando su posición sin necesidad de recurrir a grandes anuncios ni movimientos agresivos.
En paralelo, la empresa que dirige Josu Jon Imaz mantiene su dividendo como pieza central de su política de remuneración. En lo que va de año, los accionistas ya han cobrado 0,95 euros por título, y se prevé otro pago de 0,5 euros en enero de 2026.
La nueva recompra se inscribe en un entorno donde otras grandes cotizadas españolas, bancos, constructoras y energéticas, también han desplegado programas similares. Entre todas, han movilizado ya más de 8300 millones de euros en lo que va de año, dando forma a una tendencia cada vez más estructural.
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Por qué es importante
Reducir el número de acciones en circulación tiene un efecto directo: aumenta el beneficio por acción y, con ello, mejora la percepción del valor bursátil. Repsol lo sabe y lo aplica, incluso en un año donde sus beneficios han caído casi un 63 %. Aun así, el flujo de caja ha crecido un 25 %, hasta los 2860 millones de euros, lo que permite seguir alimentando esta estrategia de recompensas.
El plan actual se alinea con los compromisos a medio plazo que la compañía ha asumido: entre 2024 y 2027, Repsol prevé distribuir entre el 25 % y el 35 % del flujo de caja a sus accionistas. En total, promete pagar 4600 millones de euros en efectivo y destinar otros 5.400 millones a recompras de acciones. Una coreografía financiera que habla de visión a largo plazo.
Este tipo de programas no solo responden a números. También buscan ofrecer una señal de confianza en tiempos inciertos. Repsol, como otras grandes, actúa como un faro en el IBEX 35: utiliza sus recursos para proteger y revalorizar a quienes han apostado por ella, aunque los vientos de los mercados no siempre soplen a favor.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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