El Banco Sabadell (BME:SAB) afronta el cierre del año con un doble mensaje: calma accionarial, pero nubarrones en sus resultados. Mientras su consejero delegado, César González-Bueno, presume de estabilidad tras el rechazo a la opa del BBVA, los inversores reaccionan con cautela ante unas cuentas del tercer trimestre más débiles de lo esperado, que provocaron una caída del 4 % en Bolsa.
Lo que sucedió
César González-Bueno aseguró sentirse “satisfecho” con la estructura accionarial actual del Sabadell, que, según afirmó, ha permanecido estable tras el intento fallido de absorción por parte del BBVA. El directivo destacó la fortaleza del núcleo minorista, compuesto por un 40 % del capital, de los cuales un 30 % son además clientes de la entidad, y que actuaron como muro de contención durante la opa.
Durante la presentación de resultados hasta septiembre, el CEO subrayó que el banco no prevé reforzar sus defensas ante nuevos movimientos corporativos. A su juicio, el tamaño de los tres grandes bancos españoles limita posibles fusiones por motivos de competencia. En este sentido, tampoco espera operaciones entre entidades medianas, pese a reconocer que “tendrían sentido financiero”.
González-Bueno insistió en que no hay “ninguna perspectiva” de nuevas ofertas de adquisición y recalcó que todos los bancos españoles atraviesan un momento de estabilidad estratégica y territorial. “Cada uno está cómodo con su perímetro y su cuenta de resultados”, señaló, en un tono que buscó transmitir serenidad tras meses de tensión con el BBVA.
Respecto a las relaciones internas, el consejero delegado confirmó que David Martínez, vocal del consejo que apoyó la opa, sigue en su puesto y mantiene su doble condición de consejero y accionista. Añadió que la relación con Carlos Torres, presidente del BBVA, continúa siendo “correcta y profesional”, cerrando así un capítulo que calificó como “pasado”.
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Por qué es importante
Sin embargo, el mercado reaccionó con menos calma: las acciones del Sabadell se desplomaron un 4 % tras la publicación de unos resultados que decepcionaron al consenso de analistas. El banco obtuvo un margen de intereses de 1.203 millones de euros, un 4 % menos interanual y un 1,09 % por debajo de lo previsto, mientras el beneficio neto cayó un 17,7 % hasta los 414 millones de euros. Las comisiones crecieron ligeramente, pero tampoco alcanzaron las expectativas.
Los resultados fueron los más flojos del sector. Excluyendo TSB, filial británica en proceso de venta al Santander (BME:SAN), el margen de intereses descendió un 6,1 %, lastrado por un menor margen de clientes (del 3,3 % al 2,91 %). Aunque la cartera crediticia subió un 7,5 %, la nueva producción de préstamos a pymes y grandes empresas cayó con fuerza, lo que apunta a un freno en la actividad crediticia nacional.
Aun así, el banco mantiene un colchón de capital sólido (CET1 del 13,74 % frente al 8,94 % exigido) y prevé repartir parte del exceso entre sus accionistas. Los analistas advierten, no obstante, de que si los beneficios se estancan, ese dividendo podría resultar insostenible a medio plazo. La paradoja es clara: Sabadell ha ganado independencia tras resistir una opa, pero ahora debe convencer al mercado de que su futuro es rentable por sí mismo.
Imagen: ColorMaker / Shutterstock.com
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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