El mercado español de la distribución alimentaria vuelve a mover ficha. Tras un intento fallido de implantación, la cadena rusa Mere, que había prometido precios ultrabajos y expansión rápida, cede el testigo a la española Vigalight S.A., que asume su gestión y propiedad total. Un cambio que reabre preguntas sobre el futuro de un formato “hard discount” que no terminó de encajar en el gusto del consumidor español.
Lo que sucedió
Mere, perteneciente al grupo ruso Svetofor Group / Torgservis, aterrizó en España en 2021 con ambiciones altas: 40 tiendas ese mismo año y hasta 100 en 2025. Sin embargo, la realidad fue más austera. Solo cinco locales llegaron a operar, y en febrero de 2022 se cerraron tres por rentabilidad insuficiente y trabas logísticas.
La empresa apostaba por un modelo sin adornos, almacenes adaptados como tiendas, mínima decoración y precios hasta un 20 % más bajos, pero ese “low cost extremo” chocó con costes locales, licencias y hábitos de compra distintos. La promesa del “Lidl ruso” se fue desdibujando entre márgenes estrechos y una competencia feroz.
En septiembre de 2025, Vigalight S.A., con sede en Barcelona, adquirió el 100 % de Mere España. La operación supone un cambio de timón: la nueva propietaria asumirá la gestión local, revisará la red logística y decidirá el futuro de los puntos de venta todavía operativos.
Por ahora, no se han revelado detalles sobre los empleados ni el destino final de las tiendas. Algunas podrían reconvertirse, cambiar de enseña o incluso cerrar. Lo que está claro es que el modelo necesita repensarse: el formato que apostaba por el “mínimo coste posible” no resistió el peso de un mercado tan exigente como el español.
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Por qué es importante
La historia de Mere en España es un recordatorio de que la fórmula del descuento duro no siempre se traduce en éxito. Su modelo, centrado en la austeridad y el precio, encontró límites estructurales en un país donde el cliente valora tanto el ahorro como la experiencia de compra. Mercadona, Lidl o DIA han aprendido a combinar ambos factores; Mere, en cambio, no logró equilibrarlos.
El traspaso a Vigalight llega también en un contexto de reordenamiento global: las cadenas con capital ruso enfrentan sanciones y restricciones internacionales, y el traspaso a una empresa española ofrece cierta “neutralización” del riesgo reputacional. Un movimiento más pragmático que simbólico, pero con implicaciones empresariales notables.
Para el sector, este caso sirve como advertencia: la expansión rápida sin adaptación local puede acabar en repliegue. Los supermercados de bajo coste necesitan agilidad operativa, proveedores próximos y una lectura afinada de los hábitos del cliente. En un entorno de inflación contenida pero sensible, los consumidores buscan precios, sí, pero también confianza y cercanía.
Imagen: Shutterstock
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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