La inflación ha vuelto a pisar el acelerador en España. Tras tres meses de contención, el Índice de Precios de Consumo (IPC) subió en junio al 2,3 %, empujado por el alza del gas, los carburantes y algunos alimentos básicos. El dato oficial, publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE), deja atrás la senda de moderación y plantea nuevas incógnitas para el bolsillo de los hogares.
Lo que sucedió
La subida del IPC en junio supone un giro en la evolución reciente de los precios, que venían mostrando una tendencia a la baja. Con este nuevo dato, tres décimas por encima del registrado en mayo, se rompe la racha de tres meses consecutivos de desaceleración inflacionaria.
La principal explicación está en el encarecimiento de los carburantes y lubricantes para vehículos, así como del gas y otros combustibles líquidos. La energía ha vuelto a ser un motor inflacionista tras meses de relativa calma, según confirma el INE.
El comportamiento de los alimentos también ha sido clave. Aunque algunos productos como el aceite de oliva han abaratado significativamente su precio, otros, como la carne, el pescado y el marisco, han subido, empujando el índice general. Los alimentos y bebidas no alcohólicas aumentaron un 2,8 % en tasa anual.
Por grupos, transporte (-0,8 % anual) registró un aumento respecto a mayo debido a la subida del precio de los carburantes. La vivienda (4,2 %) se encareció por la recuperación del precio del gas. A nivel mensual, el IPC avanzó un 0,7 %, espoleado también por el ocio, los paquetes turísticos y el transporte aéreo.
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Por qué es importante
Este nuevo repunte pone en entredicho la narrativa de estabilidad. Aunque el Ministerio de Economía subraya que el IPC sigue en línea con el objetivo del 2 % del Banco Central Europeo, lo cierto es que la presión de los precios vuelve a sentirse en los hogares, especialmente en los más vulnerables.
El Gobierno defiende que el contexto sigue siendo favorable gracias al crecimiento económico y salarial, que, según sus datos, supera la media europea. Esta combinación habría permitido hasta ahora mitigar parte del impacto inflacionario y sostener el consumo interno. Pero la resistencia del IPC a bajar de forma sostenida podría minar ese equilibrio.
No es solo una cuestión macro: un estudio señala que los españoles han perdido hasta 1200 euros de poder adquisitivo debido a la inflación acumulada. El regreso de las subidas en la energía y alimentos reabre la brecha entre ingresos y gasto real. La incertidumbre persiste, y aunque la inflación subyacente se mantiene estable (2,2 %), la volatilidad de los precios más esenciales sigue condicionando el día a día.
Inflación | Imagen: Shutterstock
Esta historia ha sido editada por Edgli Romero
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