China está preparada para expandir su programa experimental de vacunas contra el coronavirus a grandes porciones de la población y de esta manera distribuir y probar productos antes de que estos lleguen a los mercados globales, informa el Financial Times.
Lo que sucedió: El programa de vacunas experimentales contra el COVID-19 del gobierno de China comenzó en el mes de julio para administrar medicamentos de uso limitado. Las vacunas fueron suministradas a los sujetos a pesar de que no se había completado la fase final o los ensayos de fase 3 que confirman la viabilidad y la eficacia general.
La empresa estatal Sinopharm Group (OTC:SHTDY) reveló en una declaración inesperada el mes pasado, que miles de personas en China ya habían recibido las dos principales vacunas experimentales contra el coronavirus desarrolladas por la compañía, señaló FT.
A principios de este año, el gobierno hizo declaraciones que sugerían que el programa experimental se encontraba restringido solo a trabajadores de primera línea y empleados estatales que viajaban al extranjero a áreas de alto riesgo. Los detalles del programa completo aún no están claros.
En un movimiento de alto riesgo, según expertos en salud, el programa de vacunas experimentales se está expandiendo a la población en general, algo bastante extraño.
Las autoridades sanitarias de una de las provincias chinas han solicitado información sobre los empleados del gobierno que están dispuestos a recibir la vacuna de uso en caso de emergencia antes del invierno, reporta el Financial Times.
El documento al que tuvo acceso FT tenía una larga lista de “posibles destinatarios” donde se veían incluidos trabajadores de transporte, viajeros a países con alto riesgo de infección, trabajadores de logística de alimentos congelados, personal de supermercados u otros espacios cerrados, y empleados de escuelas, orfanatos, centros penitenciarios, y hogares de cuidado de los ancianos.
Por qué es importante: La escala y poca claridad del programa han planteado preocupaciones éticas y de seguridad por parte de los expertos médicos.
“Distribuir una vacuna mínimamente probada sobre la cual no se ha publicado nada es algo imprudente y peligroso”, dijo Arthur Caplan, profesor de Bioética en el Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York a VOA en un correo electrónico. “Pone en riesgo a demasiadas personas sin la oportunidad de estudiar la seguridad y eficacia en un grupo grande”, agregó.
“Esto puede tener consecuencias contraproducentes si el proceso apresurado provoca que menos individuos estén dispuestos a recibir la vacuna debido a la desconfianza generalizada ocasionada. O, puede causar daños graves si se advirte de las complicaciones de la vacuna, debido a las pruebas apresuradas”, dijo la epidemióloga Dra. Jennifer Huang Bouey a VOA News.
Los funcionarios de salud chinos han defendido la medida diciendo que está sancionada por la Organización Mundial de la Salud, informa FT.