El mundo de la inversión adora sus falsas dicotomías.
Crecimiento versus valor. Activo versus pasivo.
Y quizá la más terca y persistente: el valor intrínseco frente al momentum.
Pero aquí está la cuestión: las mejores carteras no toman partido. Reconocen que los mercados tienen ciclos y que diferentes estrategias funcionan mejor en distintos momentos.
Yo he pasado décadas trabajando en ambos lados de esta ecuación y he aprendido que combinar los enfoques de valor intrínseco y momentum no solo es posible, sino que es esencial para el éxito a largo plazo.
La clave está en entender cuándo inclinarse hacia cada estrategia y, lo que es más importante, cómo ejecutar ambas de forma adecuada.
Permite que te explique.
El valor intrínseco como base
Empecemos con el valor intrínseco, ya que ahí es donde se ha centrado la mayor parte de mi carrera.
La auténtica inversión en valor intrínseco no consiste en comprar cualquier valor barato que aparezca en una pantalla. Se trata de encontrar empresas de calidad que cotizan con descuentos significativos con respecto a su verdadero valor intrínseco, con la suficiente solidez financiera como para sobrevivir a cualquier crisis que las haya colocado en la sección de gangas.
La calidad crediticia y el margen de seguridad no son solo palabras de moda; son herramientas de supervivencia. Cuando se trata de comprar empresas en dificultades o que han caído en desgracia, hay que saber que pueden superar la tormenta.
Esto significa examinar detenidamente los balances, entender las estructuras de deuda y calcular múltiples escenarios para el valor intrínseco.
Puede que un valor que cotiza a 0,5 veces el valor en libros parezca atractivo, pero si la empresa está perdiendo dinero y se enfrenta a un muro de deuda, ese descuento podría convertirse en una pérdida total.
Las métricas de valoración son importantes, pero son solo un punto de partida. El precio respecto al valor en libros, el precio respecto a las ventas, el valor de empresa respecto al beneficio bruto de explotación: estos ratios ayudan a identificar candidatos, pero no le dicen si una empresa merece la pena.
Hay que profundizar en la calidad de los activos, en la sostenibilidad de los flujos de caja y en la competencia de la dirección.
El concepto de margen de seguridad adquiere aún más importancia en el trabajo de valor intrínseco. Cuando se compran empresas en problemas, hay que disponer de un colchón adicional para los inevitables sobresaltos. Normalmente busco situaciones en las que, incluso en un escenario pesimista, todavía se ofrezcan rendimientos razonables.
Este enfoque conservador me ha evitado caer en trampas de valor que parecían atractivas sobre el papel, pero que en la práctica lo que hacían era destruir riqueza.
También puedes leer: Kevin O’Leary revela por qué la intuición vale más que un MBA en los negocios
El componente momentum
El momentum tiene mala fama en los círculos de valor, donde a menudo se le desestima como especulación o como simple seguimiento de tendencias.
Pero la inversión en momentum ejecutada de forma adecuada consiste en identificar empresas con fundamentales acelerados y en aprovechar esa aceleración mientras dura.
La clave está en distinguir entre momentum de precio y momentum fundamental. El momentum de precio por sí solo (comprar acciones simplemente porque suben) puede ser un auténtico desastre.
Pero el momentum fundamental (mejora de los márgenes, crecimiento acelerado de las ventas, aumento de la cuota de mercado) es algo totalmente distinto.
Cuando busco candidatos de momentum, quiero ver pruebas de que la actividad de la empresa está mejorando de verdad.
Aumento del rendimiento sobre recursos propios, crecimiento de los márgenes de flujo de caja, aumento de la cuota de mercado en mercados en expansión. Estos son los fundamentales que impulsan la apreciación sostenible del precio, no solo los patrones técnicos de los gráficos.
El desafío de la inversión en momentum consiste en saber cuándo retener y cuándo soltar. A diferencia de las situaciones de valor intrínseco, donde se puede permitir esperar años hasta que se reconozca el valor, las acciones de momentum requieren un seguimiento activo.
Cuando el momentum fundamental comienza a desvanecerse (y siempre lo hace al final), hay que estar listo para seguir adelante.
La sincronización de los ciclos del mercado
Aquí es donde ocurre la magia: el uso de las condiciones del mercado para determinar qué estrategia enfatizar. Los mercados no son eficientes, pero tienden a oscilar entre los extremos. Entender estos ciclos y posicionarse en consecuencia puede mejorar drásticamente sus resultados.
Las estrategias de momentum tienden a funcionar mejor cuando los indicadores de tendencias muestran fuerza (ya sea medias móviles, medidas de amplitud, o simplemente el tono general del mercado). Los mercados alcistas benefician a las empresas que ya están en marcha, y el momentum fundamental recibe recompensas con valoraciones premium.
Pero cuando los mercados están sobrevendidos, cuando el sentimiento se vuelve negativo y las empresas de calidad se desechan, ese es el momento de cazar valor intrínseco. Estos son los periodos en los que el margen de seguridad es más importante, porque se está comprando en un contexto de pesimismo e incertidumbre.
Utilizo una combinación de indicadores técnicos e indicadores de sentimiento para evaluar estos ciclos. El VIX, los diferenciales de crédito y la actividad de compra por parte de los insiders proporcionan pistas sobre la psicología del mercado.
Cuando el miedo domina, soy más agresivo con las posiciones de valor intrínseco.
Cuando predomina el optimismo, retiro beneficios de las posiciones de valor que han funcionado y busco oportunidades de momentum.
El arte está en las transiciones. Los mercados no cambian de alcistas a bajistas de un día para otro, y su cartera no debería hacerlo tampoco. Normalmente empiezo a cambiar el énfasis cuando veo desviaciones: las acciones de momentum luchan pese a los movimientos positivos del mercado, o las acciones de valor muestran signos de vida durante una debilidad del mercado.
La construcción de la cartera en la práctica
En la práctica, esto significa gestionar una cartera con exposición a ambas estrategias, pero variando la asignación en función de las condiciones del mercado. Durante mercados con fuertes tendencias, puedo tener el 60-70 % de mi cartera en posiciones de momentum, y el resto en situaciones de valor intrínseco que voy acumulando en los momentos de debilidad del mercado.
Cuando los mercados se vuelven volátiles o comienzan a mostrar signos de agotamiento, cambio esa asignación. Retiro beneficios de las posiciones de momentum que han completado su ciclo, y reinvierto ese capital en oportunidades de valor intrínseco que el mercado está desechando.
La clave está en la disciplina. Es tentador escoger a los ganadores: ir con todo con el momentum durante mercados alcistas o abandonar el valor durante mercados bajistas. Pero los mejores resultados vienen de permanecer fiel al proceso y de reconocer que ambas estrategias tienen su momento y su lugar.
La gestión del riesgo es crucial en la gestión de este tipo de enfoque híbrido. La dimensión de las posiciones, la diversificación y la disciplina con las órdenes stop importan más cuando se manejan diferentes estilos de inversión. Normalmente limito las posiciones individuales al 3-5 % de la cartera y mantengo la exposición en diferentes sectores y capitalizaciones bursátiles.
El largo plazo
La belleza de este enfoque es que reconoce la realidad del mercado y a la vez se mantiene fiel a los principios fundamentales. El valor intrínseco proporciona la base: las posiciones que sirven de anclaje y que pueden aumentar la riqueza en periodos largos. El momentum proporciona la aceleración: las oportunidades para capturar movimientos a corto plazo en empresas que van mejorando.
Ninguna de las dos estrategias funciona todo el tiempo, pero juntas pueden proporcionar resultados más consistentes en diferentes entornos de mercado. Las posiciones de valor le protegen en caso de que el momentum se desplome, mientras que las posiciones de momentum le proporcionan participación al alza durante los mercados alcistas.
No se trata de ser listo o de tratar de sincronizar cada giro del mercado. Se trata de reconocer que los mercados tienen ciclos, de que las empresas evolucionan y de que el mejor enfoque de inversión es aquel que puede adaptarse a las condiciones cambiantes y que a la vez mantiene el enfoque en los fundamentales que realmente crean riqueza.
El mercado siempre ofrecerá oportunidades tanto al inversor paciente de valor como al trader de momentum selectivo. El truco está en saber cuándo ser uno y cuándo ser otro.
Imagen a través de LookerStudio en Shutterstock.com
Recibe noticias exclusivas 30 minutos antes que otros traders
La prueba gratuita de 14 días de Benzinga Pro te brinda acceso a noticias exclusivas para que puedas realizar transacciones antes que millones de otros inversores. Comienza tu prueba gratuita de 14 días haciendo CLIC AQUÍ.
Para más actualizaciones sobre este tema, activa las notificaciones de Benzinga España o síguenos en nuestras redes sociales: X y Facebook.