La reunión anual de accionistas de Berkshire Hathaway Inc. comenzó con un ambiente agridulce el 4 de mayo, con el presidente y director ejecutivo, Warren Buffett, de 93 años, liderando el evento sin su antiguo compañero, el difunto Charlie Munger.
Aunque se echaron de menos los ingeniosos comentarios y las bromas de Munger, Buffett se sumergió de lleno en una larga sesión de preguntas y respuestas con los accionistas.
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Al responder a una pregunta sobre sus pensamientos acerca de la inteligencia artificial (IA) generativa y la tecnología, Buffett habló del profundo impacto y de las incertidumbres de la IA en la sociedad, estableciendo comparaciones con el advenimiento de la tecnología nuclear. A pesar de su escaso conocimiento sobre la IA, Buffett reconoció sus importantes implicaciones para las industrias tradicionales y la estabilidad global.
Buffett comenzó destacando su falta de conocimientos sobre IA, pero rápidamente señaló que esto no disminuye su importancia o su existencia.
“No sé nada sobre inteligencia artificial, pero eso no significa que niegue su existencia o importancia”, dijo, estableciendo un tono humilde pero perspicaz sobre el tema. “El año pasado dije que soltamos un genio de la botella cuando desarrollamos armas nucleares, y este genio ha estado haciendo cosas terribles últimamente”.
Expresó su temor sobre la naturaleza incontrolable de estas tecnologías tan potentes, afirmando: “El poder de esa genio me da miedo, y no sé cómo meterlo de nuevo en la botella, y la IA es algo similar. Está parcialmente fuera de la botella, y es de enorme importancia”.
Buffett subrayó que la IA, al igual que la tecnología nuclear, podría tener consecuencias no deseadas difíciles de prever o controlar. Reflexionó sobre decisiones históricas, como las pruebas de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial, que fueron consideradas necesarias en su momento pero que tenían implicaciones a largo plazo que no se entendieron completamente. “Podría ser que desearíamos no haber visto ese genio nunca”, dijo.
Compartiendo una experiencia personal, Buffett recordó un incidente en el que vio una imagen digital de sí mismo, tan realista que ni siquiera su propia familia podría haber detectado la diferencia.
“Estaba entregando un mensaje que de ninguna manera había salido de mi boca”, dijo.
Esta experiencia puso de manifiesto el potencial de la IA para crear falsificaciones convincentes que podrían ser utilizadas en fraudes, aumentando significativamente el riesgo de fraude. Dijo que siempre ha habido estafas en la “escena estadounidense” pero ahora la IA las lleva a otros niveles.
“Si me interesara invertir en estafas, este podría ser el sector más próspero de todos los tiempos”, dijo Buffett, señalando la naturaleza dual de los avances de la IA.
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Si bien la IA tiene el potencial de generar avances beneficiosos, sus capacidades podrían ser explotadas para fines nocivos.
Para concluir sus pensamientos, Buffett expresó una visión cautelosa sobre cómo la sociedad gestionará los retos presentados por la IA.
“No tengo ningún consejo sobre cómo el mundo lo manejará porque no creo que sepamos cómo manejar lo que hemos hecho con el genio nuclear”, dijo. “Para alguien que no entiende nada al respecto, tiene un enorme potencial para el bien y un potencial igualmente grande para el mal”.
Esta declaración captura la esencia del debate social más amplio sobre la IA: su capacidad para beneficiar significativamente a la humanidad mientras plantea riesgos éticos y de seguridad graves.
Los comentarios de Buffett reflejaron un debate social más amplio: ¿se puede utilizar la IA para el bien a la vez que se mitigarán sus preocupaciones éticas y de seguridad? El discurso de Buffett sirvió como un recordatorio crucial de la necesidad de un desarrollo responsable y una regulación en el avance de la IA.
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