La farmacéutica Novo Nordisk (NYSE:NVO) ha protagonizado este miércoles un giro inesperado: anunció un recorte en sus previsiones anuales y el nombramiento de Mike Doustdar, hasta ahora alto ejecutivo interno, como nuevo consejero delegado. El mercado no tardó en reaccionar: las acciones de la empresa se desplomaron un 23 %, su peor caída histórica. A las 08:00 GMT, en la Bolsa de Copenhague, el castigo ya era del 2,5 %, dejando claro que los inversores no encontraron consuelo en la nueva hoja de ruta.
Lo que sucedió
Novo Nordisk comunicó que recorta sus previsiones para todo el año, un movimiento que pilló a contrapié a muchos analistas y accionistas. La decisión se acompañó de un cambio en la cúpula: Mike Doustdar, con décadas en la casa, tomará el relevo como CEO. El mercado, sin embargo, interpretó esta doble noticia como una señal de debilidad más que de renovación.
La reacción fue inmediata y rotunda: el precio de las acciones cayó un 23 % en una sola jornada. Se trata del mayor batacazo bursátil en la historia de la compañía danesa, un peso pesado del sector biotecnológico europeo. La caída refleja tanto la decepción por los resultados como la incertidumbre ante la nueva dirección.
Este movimiento no solo pone presión sobre Doustdar, sino que también siembra dudas sobre la capacidad de la empresa para sostener su crecimiento, especialmente en áreas clave como el tratamiento de la obesidad. Los dos buques insignia de la firma, Wegowy y Ozempic, se encuentran en el centro del huracán.
El anuncio coincidió con una conferencia con inversores que, lejos de calmar los ánimos, avivó el nerviosismo. La falta de respuestas claras sobre cómo y cuándo se resolverán los problemas estratégicos dejó la puerta abierta a más caídas… o, al menos, a la desconfianza.
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Por qué es importante
El informe de Barclays no fue amable: degradó la recomendación sobre Novo Nordisk a “Equal Weight”, desde “Overweight”, alertando de la creciente presión competitiva y los nubarrones en la fase avanzada de su pipeline, la línea de desarrollo de nuevos fármacos. “Nos cuesta ver qué puede hacer que los inversores vuelvan a confiar en la historia”, admitieron.
Desde J.P. Morgan, el mensaje fue más matizado: esperan que la empresa recupere crecimiento a corto plazo en EE.UU., aunque reconocen que los nuevos objetivos generan un clima de escepticismo. “Habrá cautela hasta que se demuestre que pueden cumplir”, advirtieron. En otras palabras, el voto de confianza está en pausa.
Cowen aportó un rayo de optimismo al señalar que el margen de caída a corto plazo parece agotado. Pero tampoco suavizó la advertencia: el auge de competidores, en particular de Eli Lilly, complica el horizonte de Novo. La amenaza externa ya no es un murmullo… es un megáfono. Jefferies fue aún más duro: esta advertencia de beneficios podría interpretarse como un mal presagio para el mercado de la obesidad en su conjunto, pese a que Novo insistió en que el problema se limita a un crecimiento más lento de sus dos fármacos estrella en EE.UU.
Imagen: JHVEPhoto / Shutterstock.com
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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