BEIJING, 30 de junio de 2021 /PRNewswire/ — “No importa si un gato es blanco o negro mientras cace ratones”.
Las palabras del difunto líder chino Deng Xiaoping van directas a la verdad del rápido crecimiento de China: el país ha elegido una vía de desarrollo que se adapta a sus condiciones reales.
Antes de que Deng condujera a China por la senda de la reforma y la apertura en 1978, el país estaba encerrado en la caja ideológica, dividiendo a la gente entre el socialismo y el capitalismo. Insistía en que todo y cualquier cosa relacionada con el socialismo debía ser, por naturaleza, mejor que el capitalismo.
En ese momento, China pudo haber logrado un igualitarismo a una escala sin precedentes, pero era de pobreza: todos eran igualmente pobres.
Deng declaró que si el socialismo significa pobreza, no es para China. La opción era el socialismo con características chinas en beneficio del pueblo.
Pero esto no ha significado una adhesión rígida a una economía controlada centralmente. A medida que el país entraba en una nueva etapa de desarrollo, la atención se centró en la apertura y la revisión de la economía para acelerar la industrialización.
El socialismo con características chinas se ha convertido desde entonces en la fuerza liberadora más poderosa de China, encendiendo la innovación, la creatividad, el espíritu empresarial y la productividad.
Ha hecho que el país sea más dinámico, que se base en las pruebas y que mire al futuro, y ha convertido al pueblo chino en el árbitro final de la reforma y la experimentación social.
En este amplio contexto, China se ha transformado en la segunda economía más grande del mundo.
Ser un país socialista tampoco entra en conflicto con sus esfuerzos por promover una economía de mercado y el comercio internacional.
Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001, las exportaciones de China se han multiplicado casi por diez, hasta alcanzar los 2,59 billones de dólares en 2020, y las importaciones casi por ocho y medio, hasta los 2,05 billones de dólares.
La flexibilidad institucional nacional explica estos avances. Ha salvado al pueblo chino de la pobreza y de las argucias políticas e ideológicas y le ha inculcado un fuerte espíritu de pragmatismo, realismo y trabajo duro.
En el siglo XXI, el presidente Xi Jinping ha declarado que China se encuentra en una nueva era de socialismo con características chinas.
Es una era basada en el multiculturalismo y el multilateralismo. El país se ha convertido en uno de los principales defensores del libre comercio, el desarrollo sostenible, la reducción de la pobreza y la protección del medio ambiente.
Como dijo Deng, no importa si un gato es blanco o negro mientras cace ratones. No importa si el sistema es percibido como socialista o capitalista mientras pueda satisfacer las necesidades de la gente.