El martes, la Agencia Internacional de Energía (AIE) publicó su informe anual de perspectivas energéticas, donde examina diversos escenarios de demanda energética en el futuro, regulaciones gubernamentales, energías renovables, el acuerdo de París y la crisis del coronavirus.
El impacto del COVID-19 permanece como algo incierto: La crisis ocasionada por la pandemia de COVID-19, que ha “causado más trastornos que cualquier otro evento en la historia contemporánea”, es un punto de enfoque importante dentro del informe de la AIE.
“La crisis se sigue desarrollando hoy en día, y las consecuencias que tendrá para el futuro energético del mundo siguen siendo muy inciertas”, aseguró la AIE en un comunicado, y añadió que las “cicatrices” de la contingencia debido a la pandemia “durarán por muchos años”.
Este informe destaca que este evento provocará una disminución sin precedentes del 7 % en las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía en el año 2020, pero los gobiernos no están haciendo lo suficiente para evitar que haya un repunte rápido.
Un catalizador contra el carbono: El COVID-19 ha sido un catalizador que ha motivado un alejamiento del carbono, el cual tiende a ser el más contaminante entre los combustibles fósiles, según la AIE. El organismo espera que este compuesto represente menos del 20 % del consumo de energía para el año 2040, una cantidad récord desde que sucedió la Revolución Industrial. La AIE no espera que la demanda de carbono alcance niveles previos a la pandemia.
El consumo de petróleo y carbón experimentará una baja del 8 % y 7 % respectivamente y la demanda mundial de energía cayendo un 5 % en el año en curso, provocada por la crisis del coronavirus. Se espera por otro lado, que la demanda de gas natural tenga un 3 % de disminución en 2020, pero verá aumentos durante la próxima década, esto impulsado por las economías emergentes.
Explorando escenarios de demanda de energía global: IEX analiza cuatro posibles escenarios para la demanda mundial de energía. En el primero, el “escenario político establecido”, el coronavirus se encuentra bajo control para el 2021 y la economía mundial vuelve a los niveles que tenía anterior a la crisis, el mismo año.
En el segundo, llamado “escenario de recuperación retrasada”, todas las políticas establecidas en el primer escenario permanecen intactas, aunque la pandemia prolongada ocasiona el retraso de la recuperación económica para el 2023, lo que lleva al menor crecimiento de la demanda de energía en la década desde lo que se vio en 1930.
Los siguientes dos escenarios adoptan un enfoque optimista: el “escenario de desarrollo sostenible” proyecta que habrá un aumento de la demanda de energía limpia con las hipótesis de política y la recuperación económica que se plantea en el primer escenario; esto pone al sistema en el camino para lograr todos los objetivos del Acuerdo de París.
El último escenario es el de “emisiones cero netas para 2050”, donde se presenta un modelo de lo que se necesitaría en los próximos 10 años para encaminar las emisiones globales de dióxido de carbono a cero para el año 2050.
La energía solar es la nueva líder: La AIE espera que la energía renovable desempeñe un papel importante en la demanda mundial de petróleo. Fatih Birol, director general de la AIE afirmó que “ve que la energía solar se convertirá en la nueva líder de los mercados eléctricos del mundo”.
Por su parte, el organismo espera que las políticas gubernamentales de apoyo y la disminución de los costos de la energía solar impulsen la demanda. “Según la configuración de políticas que tenemos hoy en día, esto está en camino de establecer nuevas cifras sin precedentes de implementación cada año después del 2022”, aseguró Birol.
Si hablamos del escenario político establecido, la energía renovable estará encaminada a satisfacer el 80 % de todo el crecimiento de la demanda de electricidad durante la próxima década y esta superará al carbón como la principal fuente de producción de electricidad para el año 2025.
El único bache en el camino de las energías renovables son las redes eléctricas obsoletas, “si no se implementa una inversión suficiente, las redes serán un eslabón débil en el pronóstico de transformación del sector eléctrico, con implicaciones para la confiabilidad y seguridad del suministro eléctrico”, se lee en el informe.
La inversión anual a nivel global en energía limpia debe ver un incremento de 300.000 millones de dólares a 1,6 trillones de dólares para el año 2030 y así tener la capacidad de hacer frente a la crisis climática. Esta cifra equivale a la inversión energética total en el año 2020.
El movimiento de los precios: Los futuros de crudo WTI cotizan al alza por 0,91 % situándose en 39,81 dólares por barril al cierre de esta edición.
ETF relacionados con petróleo y gas/energía limpia: SPDR S&P Oil & Gas Exploration & Production ETF (NYSE:XOP), Energy Select Sector SPDR ETF (NYSE:XLE), Vanguard Energy ETF (NYSE:VDE), Invesco WilderHill Clean Energy Portfolio ETF (NYSE:PBW), First Trust NASDAQ Clean Edge Green Energy Index ETF (NASDAQ:QCLN)