Este otoño marca el 43.º aniversario de un acontecimiento clave en la historia de la Reserva Federal y la economía de EE.UU. La Fed ha aportado mucho entretenimiento a los mercados este año, aunque más bien haya parecido que se trataba de una película de miedo.
Paul Volcker, el por entonces presidente de la Fed, tomó una serie de medidas decisivas el 6 de octubre de 1979 para controlar la Gran Inflación, que fue un periodo de inflación descontrolada que llevaba erosionando la fortaleza económica desde mediados de los 60.
La economía estadounidense habría seguido deteriorándose si no hubiera sido por los inteligentes cambios que implementó en la política monetaria y su determinación de permanecer en ella durante muchos años difíciles. Volcker sentó las bases para las prolongadas expansiones económicas de los 80 y los 90 al dejar atrás las políticas de sus predecesores, que tenían poca visión de futuro.
En el edificio de la Junta de la Reserva Federal de Washington, DC, donde el actual presidente Jerome Powell lucha por controlar la inflación que está a punto de alcanzar máximos de 40 años, aún resuenan las poderosas palabras de Volcker en los pasillos unos 43 años después.
En un discurso que Powell dio en agosto en Jackson Hole (Wyoming), se hizo eco de la estrategia de Volcker: la Fed tolerará una recesión como el coste de combatir la inflación.
“Debemos seguir haciéndolo hasta que el trabajo esté terminado”, declaró Powell, invocando el título de la autobiografía de Volcker de 2018, “Keeping At It”.
Pero la inflación de 2022 es distinta a la de la década de los 80 y, según el economista Paul Krugman, los “intransigentes” que quieren que la Fed siga endureciendo su política se basan en argumentos que “parecen ser conceptualmente erróneos”.
Krugman expuso sus argumentos a sus 4,3 millones de seguidores de Twitter el miércoles. Explicó que el periodo de la Gran Inflación de los 80 estuvo plagado de expectativas y que, en la actualidad, toda la evidencia disponible apunta a que las expectativas de inflación siguen ancladas, lo que significa que las analogías con la desinflación de Volcker son todas erróneas.
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¿Qué significa esto?
Las expectativas de la gente sobre el valor a largo plazo de la inflación actúan como anclaje. El anclaje se pierde si las expectativas cambian constantemente o si no coinciden con el objetivo del banco central.
Según los datos, es posible que el anclaje empezara a desviarse ya en 1967, y es posible que ocurriera mucho antes de que los legisladores identificaran el problema. La eficacia de este método para medir el anclaje de la inflación en tiempo real se confirmó utilizando datos pronosticados de Brasil, Turquía, Sudáfrica y EE.UU. en la década de los 70 y en el 2021.
La teoría económica atribuye un significado particularmente importante a las expectativas como causa de la inflación. Cualquier tasa de inflación es consistente con los mismos resultados reales y bienestar, según la clásica dicotomía de largo plazo. Para controlar la inflación, la Fed tiene que controlar en gran medida las expectativas del público, que se ven afectadas por las normativas, los regímenes de política y los estándares monetarios.
“En primer lugar, tenemos el argumento de que la continua estrechez de los mercados laborales de EE.UU. sugiere que todavía no hemos realizado los ajustes suficientes”, señala Krugman. Y añade: “Resulta extraño dada la que pensé que era una visión universal de que la política monetaria funciona con retardos sustanciales”.
Es cierto: existen cinco retardos reconocidos en política monetaria, y el retardo de los datos (data lag) es uno de ellos.
Los legisladores desconocen el momento preciso en el que tienen lugar los acontecimientos económicos.
Un cambio económico que empieza a principios de mes suele manifestarse a mediados del mes siguiente. Por lo tanto, existe un retardo de los datos de 1 mes y medio.
La investigación sobre estadísticas prospectivas continúa sugiriendo que la inflación bajará en los próximos trimestres, a pesar de que las medidas de inflación retrospectivas presentan un panorama desconcertante.
La mayoría de las estadísticas económicas que se han hecho públicas en los últimos meses reflejan una disminución de muchos de los factores que hicieron subir la inflación a raíz de la Covid. Hay quienes sostienen que la demora entre los cambios en la ecuación de la oferta y la demanda y la disminución de la tasa de inflación ha sido perjudicialmente lenta, mientras que otros creen que estos acontecimientos favorecerán una reducción de las presiones sobre los precios el año que viene.
El principal motivo de preocupación es la preferencia de la Reserva Federal por los datos de inflación retrospectivos sobre datos económicos más completos y prospectivos.
Por ejemplo, en la reunión de la junta del 15 de junio, la previsión media de los funcionarios de la Fed era que la tasa de los fondos de la Fed sería del 3,4% para finales del 2022. Comparemos esa previsión con la de la reunión del 21 de septiembre, donde las predicciones para finales de año eran una tasa del 4,4%.
No olvidemos que, hace un año, la Fed pensaba que subiría las tasas un total de 25 puntos básicos durante todo el año 2022. La conclusión que sacamos de todo esto es que la Fed, en lugar de prestar atención a lo que sugieren los informes prospectivos, está utilizando datos no actualizados para tomar decisiones reaccionarias.
La Fed no está teniendo en cuenta la importancia de mirar al futuro en todo momento, tomando prestada una frase del gran Wayne Gretzky.
“Sabemos que la fortaleza actual del dólar tardará un tiempo en afectar los flujos comerciales; las subidas de las tasas de las hipotecas están teniendo un impacto claro en la vivienda, pero el empleo en la construcción no ha bajado todavía”, escribió Krugman. Y agregó: “Con seguridad, ¿serán “palpables” en el futuro gran parte del impacto de los ajustes realizados hasta ahora?”.
Los datos de BLS muestran que el índice de alquileres IPC va un año por detrás de los alquileres que pagan los nuevos inquilinos, lo que significa que es probable que la inflación subyacente se mantenga alta debido a las grandes subidas que sufrieron los alquileres en el pasado, pero “¡eso no es motivo para seguir una política monetaria estricta!”, afirmó Krugmann. “Si las rentas de los nuevos inquilinos se estabilizan, que parece que es lo que está sucediendo, quiere decir que las medidas convencionales de la inflación subyacente se refieren al pasado, y no son un buen indicador de si la economía está sobrecalentada ahora mismo”.
El economista señaló que es posible que la Fed no haya endurecido su política lo suficiente, pero que “esa es una pregunta cuantitativa y difícil de responder en este nuevo y extraño entorno económico. Pero los intransigentes argumentos que llegan a mis oídos parecen estar basados en una lógica un tanto dudosa”.
Foto: Cortesía de Commonwealth Club y Rafael Saldaña en flickr
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