En la última fase de la pandemia de la COVID-19, los funcionarios federales y locales de EE.UU. están dejando que las personas sean quienes evalúen si necesitan vacunas de refuerzo, si deben usar una mascarilla y cuánto tiempo aislarse después de una prueba positiva, tal y como informa el Wall Street Journal.
Las personas de 50 años o más pueden recibir el refuerzo adicional al menos cuatro meses después del primero, pero las autoridades sanitarias no presionarán a quienes sean aptos para recibir esas vacunas.
Los funcionarios todavía están observando el virus de cerca. Los gobiernos estatales y locales están rastreando datos de aguas residuales y contando hospitalizaciones y casos.
El gobierno federal está considerando compras de vacunas y tratamientos. Además, las restricciones podrían regresar si los casos de COVID-19 aumentaran nuevamente.
Algunos expertos ha señalado que es prudente que el gobierno renuncie a dar un fuerte respaldo al segundo refuerzo, dados los datos limitados disponibles.
El segundo refuerzo es más una decisión individual que con las inyecciones anteriores, porque los expertos médicos y los funcionarios federales no están de acuerdo sobre si el objetivo de la vacunación contra la COVID-19 es reducir la enfermedad grave o prevenir infecciones, según ha comentado el Dr. Wen.
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En medio de un aumento en los casos, algunos países están poniendo segundas vacunas de refuerzo. En Israel, los primeros datos sugieren que una cuarta dosis de la vacuna puede aumentar los anticuerpos contra la Covid, pero no lo suficiente como para prevenir las infecciones de Ómicron.
Asimismo, los sanitarios en EE.UU. ahora están dejando a las personas avaluar cuánto tiempo aislarse después de un resultado positivo.
Algunos expertos en salud pública han afirmado que les preocupa que aumentar la carga sobre las personas pueda poner en peligro a quienes tienen sistemas inmunitarios debilitados o comprometidos o que no son aptos para vacunarse, como los niños menores de 5 años.
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