2022 ha sido, se mire por donde se mire, un año difícil en Europa. Guerra en el continente, inflación galopante, seguridad energética e incluso un escándalo de corrupción en el Parlamento Europeo. Estos problemas no van a desaparecer y seguirán dominando la escena política. Sin embargo, 2023 será un año importante para el sector de los servicios financieros y sus responsables políticos. El comienzo del año siempre es un buen momento para considerar los temas clave que impulsarán la política en el Reino Unido y la UE durante los próximos doce meses.
2023 será un año interesante, ya que precede a 2024. Aunque suene obvio, en 2024 habrá un nuevo Parlamento Europeo y una nueva Comisión y, con toda probabilidad, elecciones generales en el Reino Unido (por no hablar de las presidenciales en Estados Unidos). En Bruselas, la atención se centrará en conseguir que el programa de la Comisión actual se complete en la medida de lo posible y, en el Reino Unido, el Gobierno actual presionará para demostrar que debe recibir un mandato ampliado.
La presión sobre los responsables políticos para que actúen será cada vez mayor, y habrá que prestarle mucha atención. Las empresas deben estar dispuestas a actuar para influir en el proceso, ya sea directa o indirectamente (por ejemplo, a través de los medios de comunicación).
A continuación expongo algunos factores de impulso para quienes seguimos de cerca la evolución de la UE y el Reino Unido.
Competitividad
A pesar de que en 2022 se produjo un cierto deshielo en las relaciones, la sombra del Brexit sigue planeando tanto sobre el Reino Unido como sobre la UE, y la competitividad entre jurisdicciones se ha convertido en una preocupación clave. En el Reino Unido, la Ley de Servicios y Mercados Financieros proporcionará a los reguladores un objetivo secundario para considerar la competitividad del Reino Unido. El Gobierno británico también ha establecido su estrategia de regulación en forma de las reformas de Edimburgo. Éstas se centran principalmente en la reforma de partes del sistema británico que han resultado impopulares y que se han denominado “libertades del Brexit”. Irónicamente, algunas de las reformas más destacadas se refieren a ámbitos, como la delimitación y el régimen de altos directivos, que en realidad no estaban relacionados con la legislación de la UE.
En la UE la normativa pretende dotar al mercado único de una “autonomía estratégica abierta”. Esta nebulosa etiqueta pretende impulsar la eficiencia del mercado único y la competitividad de las empresas de la UE sin depender de “terceros países” como el Reino Unido. La UE quiere lograr avances tangibles en su programa de Unión de Mercados de Capitales, y la tecnología y los datos serán elementos importantes de la labor reguladora de la UE en 2023.
Un enfoque regulador centrado en la competitividad puede sonar atractivo, pero quedan recuerdos de la crisis financiera, antes de la cual la competitividad era un objetivo regulador, por lo que puede haber reticencias a adoptarlo. Además, los reguladores no tienen un gran historial de promoción de la innovación y el cambio impulsado por los datos en Europa, por lo que habrá que vigilar de cerca este aspecto.
Criptomonedas
2022 ha sido bautizado como el “criptoinvierno”, debido a las enormes caídas del valor de las criptomonedas y a algunos fracasos sonados en el sector, como los de FTX y Terra. Esto ha planteado un dilema a los responsables políticos europeos. El interés por la competitividad hace que algunos quieran dar la bienvenida a esta tecnología innovadora que muchos siguen creyendo que tiene un futuro apasionante. Sin embargo, el riesgo para los inversores, la estabilidad financiera e incluso la capacidad de vigilar y controlar el suministro de dinero está provocando noches de insomnio en algunas instituciones.
Como de costumbre, la UE está a la cabeza de la regulación internacional. Su reglamento estrella, el MICA, está aprobado y listo para convertirse en ley (aunque pasará algún tiempo antes de que sea necesario cumplirlo). La UE también ha avanzado en sus trabajos sobre las monedas digitales y el BCE está reuniendo actualmente a un grupo para la elaboración de normas.
Del mismo modo, el Reino Unido está preparando consultas sobre la regulación de los criptoactivos y las monedas digitales. A excepción de las nuevas competencias en torno a las promociones financieras, no se espera una nueva regulación en 2023. Sin embargo, la dirección se fijará en 2023.
Queda por ver si el Reino Unido y la UE adoptan enfoques similares. Podría surgir un entorno competitivo en el que cada jurisdicción intente situarse a la vanguardia en torno, por ejemplo, a la adopción de blockchain o la moneda digital del banco central. Esto podría introducir riesgos en torno a las consecuencias previstas, cuando los enfoques reguladores no se analicen adecuadamente en un apuro por avanzar. Del mismo modo, podría haber un exceso de cautela que limitara el desarrollo del sector en Europa. También será interesante ver cómo el Reino Unido y la UE superan la dicotomía de los reguladores, que estarán muy preocupados por los riesgos, frente a los que desean un entorno centrado en la innovación.
Sostenibilidad y financiación productiva
En un entorno en el que las finanzas públicas sufren graves tensiones, los gobiernos se han centrado en cómo puede utilizarse la financiación del sector privado para fines de política pública y cómo pueden asegurarse los inversores de que su dinero se destina a tales fines. Esto se observa sobre todo en la normativa sobre cambio climático, donde el impresionante conjunto de normas de la UE, incluida la Taxonomía y los requisitos de divulgación, se están convirtiendo en un enorme reto de cumplimiento para muchas empresas que operan en la UE. El Reino Unido está siguiendo su propia agenda y se está desarrollando un enfoque ambicioso en el que la divergencia con las normas de la UE está creando su propio desafío.
También hay planes para estudiar cómo los cambios en la normativa pueden aumentar la inversión sostenible y, en el Reino Unido, otros objetivos políticos como la nivelación y el fomento de la innovación. El año pasado, los candidatos a Primer Ministro del Reino Unido hablaron en debates públicos de cómo los cambios en la regulación, como Solvencia II, podrían utilizarse para promover más este tipo de inversión en el Reino Unido.
Los cambios normativos en la UE y el Reino Unido crearán riesgos, cargas y oportunidades para las empresas que entren en su ámbito de aplicación. Es probable que los nuevos requisitos de información sean difíciles de cumplir, pero la modificación de las normas de inversión podría favorecer a determinadas empresas. Las empresas deben asegurarse de que los responsables políticos entienden lo que es práctico y eficaz.
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Energía
Los acontecimientos de 2022 hacen que la seguridad y el coste de la energía sean una prioridad absoluta en Europa, y los políticos se han apresurado a actuar para apoyar a los mercados y a los consumidores. En lo que respecta a los servicios financieros, hay tres preocupaciones principales. En primer lugar, ¿puede aumentarse la inversión para ayudar a reducir la dependencia de los combustibles fósiles en general, y del gas ruso en particular? En segundo lugar, si los mercados han funcionado eficientemente para los consumidores europeos. En tercer lugar, ¿podrían las turbulencias del mercado energético provocar turbulencias en los mercados financieros, como se ha visto en mercados como la Bolsa de Metales de Londres?
De estas tres preocupaciones, la primera ha aumentado la urgencia en torno a la creación de un marco regulador para aumentar la inversión en combustibles no fósiles (como se ha descrito anteriormente). En cuanto al segundo punto, el apetito por la intervención directa de las autoridades en los mercados ha ido en aumento, sobre todo en la UE. Esto resulta muy incómodo para las empresas activas en los mercados energéticos, donde los topes de precios y los instrumentos financieros producidos por el sector público (como las referencias de precios) pueden distorsionar los mercados y socavar la confianza si no se calibran adecuadamente. Los responsables políticos, que carecen de conocimientos específicos, van a necesitar mucha ayuda.
Por último, el tercer punto sobre el riesgo que se traslada de los mercados energéticos a los mercados financieros es probable que suponga un reto, sobre todo para aquellas empresas que prefieren evitar operar bajo la carga de la regulación financiera. Sin una calibración adecuada, es probable que las nuevas medidas aumenten los costes de operar en los mercados energéticos y conduzcan, irónicamente, a un aumento de los costes de la energía.
Delitos financieros
Por último, los reguladores se centrarán en cómo reducir los niveles de delincuencia financiera y mantener a salvo a los inversores. Las pérdidas de los inversores causadas por el desplome de los precios de las criptomonedas han sido parte de la historia, pero ha habido una serie de escándalos de venta fraudulenta que han avergonzado a los reguladores y han sacudido la confianza en la inversión. En el Reino Unido podemos esperar que la FCA actúe para reforzar el enfoque que está adoptando para proteger a los consumidores. También deberíamos ver una regulación que ayude a reducir las estafas aumentando los requisitos a los bancos y a los proveedores de redes sociales.
En la UE se está elaborando un paquete de medidas contra el blanqueo de capitales para garantizar un enfoque más armonizado en todo el mercado único y crear un nuevo regulador a escala europea que mejore la supervisión. Es probable que esto suponga un aumento de los costes de cumplimiento y diligencia debida para quienes entren en el ámbito de aplicación.