Telefónica S.A. (BME:TEF) (NYSE:TEF) abre un nuevo capítulo en su largo proceso de transformación. La compañía ha anunciado su intención de negociar una salida voluntaria para entre 4.000 y 5.000 empleados en España, dentro de un marco laboral pactado con los sindicatos. Esta decisión, lejos de ser aislada, se percibe como el eco de ajustes previos y, posiblemente, la antesala de más movimientos internos. El reto: cuadrar la eficiencia operativa con el impacto humano de una decisión de este calibre.
Lo que sucedió
Según Merca2.es, Telefónica ha propuesto una salida voluntaria para entre 4.000 y 5.000 empleados en España, lo que representa aproximadamente el 22 % de su plantilla en el país. La iniciativa se plantea como parte de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), similar a los ejecutados en años anteriores, y se enmarca dentro de los esfuerzos del grupo por mejorar su competitividad. El proceso se iniciará en breve mediante negociaciones con los sindicatos.
Los criterios concretos de elegibilidad, incluidos los requisitos de edad y antigüedad, aún no han sido publicados, pero fuentes sindicales anticipan una propuesta similar a anteriores planes: una compensación económica y cobertura social hasta la edad de jubilación.
Telefónica no ha fijado aún una fecha concreta para el cierre del acuerdo, pero sí ha mostrado voluntad de que las negociaciones arranquen cuanto antes. Este movimiento se produce apenas cuatro meses después de haber dado por finalizado otro plan de salidas que afectó a 3.421 personas, acordado en enero de 2024 y culminado el 2 de enero de 2025.
La empresa argumenta que este nuevo ajuste laboral forma parte de su plan estratégico de simplificación organizativa, en un contexto de fuerte competencia en el sector de las telecomunicaciones y presiones sobre los márgenes.
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Por qué es importante
Este posible nuevo ajuste llega en un momento delicado para Telefónica, en el que se debate internamente la viabilidad de un ERE de mayor calado hacia final de año. Según fuentes cercanas a la empresa, se estaría valorando esta opción si las salidas voluntarias no alcanzan los objetivos marcados. La duda que sobrevuela: ¿hasta qué punto la compañía puede seguir adelgazando sin poner en riesgo su operativa?
Los sindicatos ya han mostrado su inquietud ante esta posibilidad. Aunque valoran positivamente que las primeras medidas sean de carácter voluntario, advierten de que un ERE supondría un giro mucho más traumático. Además, reclaman que cualquier ajuste venga acompañado de un plan de formación y recolocación interna que amortigüe el golpe para los trabajadores.
En paralelo, el mercado observa estos movimientos con mezcla de expectación y cautela. Por un lado, los inversores suelen premiar las estrategias de eficiencia que mejoran la rentabilidad. Por otro, existe el riesgo de erosión reputacional y desgaste interno si los ajustes laborales se perciben como excesivos o mal gestionados. Telefónica camina, una vez más, por una cuerda floja.
Foto: Eduardo Parra – Europa Press
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