Repsol (BME:REP) da un paso más en la rotación de su cartera internacional al desprenderse de su participación en un activo relevante en Asia. La petrolera española ha sellado un acuerdo para vender su 24 % en el bloque de gas Corridor, en Indonesia, por 425 millones de dólares (unos 365 millones de euros). Este movimiento, que refuerza el saneamiento financiero de la compañía, refleja su estrategia de centrarse en activos donde ejerce un control más directo.
Lo que sucedió
Repsol ha anunciado este jueves la venta de su participación del 24 % en el bloque de gas Corridor, situado en la isla de Sumatra, Indonesia. La operación se ha cerrado con Medco Energi, el principal operador de este yacimiento, por un importe de 425 millones de dólares, equivalentes a unos 365 millones de euros. Este acuerdo se ha comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El impacto financiero será doble: por un lado, se espera una reducción de la deuda neta de unos 350 millones de dólares (301 millones de euros), y por otro, la compañía anticipa un efecto positivo de 70 millones de dólares (60,2 millones de euros) en sus resultados del ejercicio 2025. La venta es un paso estratégico dentro de la rotación de activos no prioritarios para la compañía.
El bloque Corridor no es un activo donde Repsol tenga el control operativo, ya que Medco Energi ostenta el 46 % y la empresa estatal indonesia Pertamina el 30 % restante. La desinversión permitirá a la compañía española centrar sus esfuerzos en proyectos donde pueda liderar las decisiones y maximizar el valor.
La operación está prevista para cerrarse en el tercer trimestre de 2025. Corridor es un activo con producción consolidada: solo en 2024 aportó aproximadamente 19 000 barriles equivalentes de petróleo diarios a Repsol, lo que supone cerca del 3 % de su producción global y el 2 % de sus reservas totales.
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Por qué es importante
La venta del bloque Corridor encaja en la estrategia de Repsol de optimizar su cartera internacional y concentrarse en activos donde pueda ejercer un control operativo pleno. Este tipo de movimientos buscan mejorar la rentabilidad y la flexibilidad financiera de la compañía en un contexto global donde la eficiencia y la descarbonización son prioritarias.
El ajuste de la deuda es una señal clara de prudencia financiera. Repsol podrá reducir su deuda neta en unos 350 millones de dólares gracias a esta transacción, lo que refuerza su balance y le otorga más capacidad para afrontar inversiones en áreas estratégicas como renovables, movilidad eléctrica o proyectos de bajas emisiones, donde la compañía viene intensificando su presencia en los últimos años.
Además, la operación tiene un impacto positivo en las cuentas de 2025, con un beneficio estimado de 70 millones de dólares. Este efecto financiero anticipa que, pese a desprenderse de activos productivos, Repsol está priorizando la rentabilidad sobre el volumen, un enfoque que podría generar valor sostenible a medio plazo. Queda la duda de cómo se compensará la pérdida de producción en el portafolio global, pero la compañía parece tener claro su camino.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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