En plena transformación del sistema energético español, Naturgy (BME:NTGY) y Endesa (BME:ELE) han coincidido en un mensaje común: sin un marco regulatorio que estimule la inversión, el país podría desaprovechar una oportunidad histórica. Durante una jornada organizada por Enerclub, ambas compañías subrayaron que España necesita reforzar sus infraestructuras eléctricas si quiere sostener el crecimiento económico y cumplir con los objetivos de transición energética.
Lo que sucedió
Pedro Larrea, director general de Redes de Naturgy, describió el momento actual del sector como “lleno de incógnitas”, aunque con un horizonte optimista si se promueven políticas adecuadas. Recalcó que las redes eléctricas son la columna vertebral del sistema y que su modernización requiere consenso y estabilidad regulatoria.
El directivo valoró positivamente la intención del Ministerio para la Transición Ecológica de elevar el techo de inversión y planificación hasta 2030, un paso que considera necesario para atender la creciente demanda. No obstante, mostró cautela ante la propuesta retributiva de la CNMC, al entender que podría desincentivar el flujo de capital hacia el sector.
Larrea recordó que las redes son proyectos de largo recorrido y que retrasar su desarrollo tendría efectos negativos duraderos. “Cada año que pasa sin inversión, advirtió, es un año perdido para la competitividad y la sostenibilidad del país”. Un mensaje que pone sobre la mesa la urgencia de actuar antes de que el déficit de infraestructura se convierta en un lastre estructural.
Desde Endesa, José Casas insistió en que España se enfrenta a una situación límite: las distribuidoras ya acumulan peticiones de conexión que superan con creces la capacidad existente, más de 66 gigavatios. Aunque valoró positivamente las iniciativas del Gobierno, reclamó un modelo retributivo que elimine la incertidumbre y permita a las empresas planificar con seguridad.
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Por qué es importante
El futuro energético de España dependerá de la capacidad para conjugar sostenibilidad, rentabilidad y certidumbre normativa. Un marco claro podría atraer nuevas inversiones y acelerar la digitalización de las redes, permitiendo integrar más energías renovables y mejorar la calidad del suministro.
Si la regulación no evoluciona al ritmo que exige el mercado, el país corre el riesgo de quedarse atrás frente a otros sistemas europeos que ya están modernizando su infraestructura con criterios de eficiencia y retorno estable. El reto no es solo económico, sino también estratégico: garantizar que la transición energética no se vea frenada por cuellos de botella en la red.
El propio Ministerio para la Transición Ecológica, a través de Manuel García, ha reconocido la necesidad de un entorno regulatorio que coordine a todos los actores y potencie la inversión responsable. La hoja de ruta incluye nuevos decretos orientados a fortalecer la eficiencia del sistema y asegurar que las redes sean un motor de crecimiento y no un obstáculo.
Imagen: Shutterstock
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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