La energía no solo fluye por los cables, también lo hace por las carteras de los grandes fondos. Mientras algunos valores industriales como Talgo (BME:TLGO) despiertan por el respaldo estatal, y otros como Sabadell (BME:SAB) tiemblan bajo las tensiones de una opa, Iberdrola (BME:IBE), Redeia (BME:RED) y Repsol (BME:REP) atraen la atención de pesos pesados como Goldman Sachs y BlackRock. Este movimiento de fichas revela una preferencia clara: estabilidad, rentabilidad y visión a largo plazo.
Lo que sucedió
Goldman Sachs ha reforzado su posición en Iberdrola con una participación del 4,30 %, lo que supone una inversión superior a los 1500 millones de euros. Este paso estratégico consolida al banco de inversión como uno de los principales accionistas de la eléctrica, en un momento en que el valor repuntaba desde niveles de soporte técnico clave.
A este movimiento se suma el incremento de posiciones por parte de BlackRock en dos valores energéticos españoles: Redeia (la antigua Red Eléctrica Española) y Repsol. En ambos casos, se detecta una apuesta decidida por compañías que ofrecen un equilibrio entre rentabilidad por dividendo y solidez operativa en entornos regulados.
El renovado interés por estos valores responde, en parte, a una rotación de capital que busca refugio en activos considerados “defensivos”. Las energéticas, con flujos de caja predecibles y exposición limitada a la volatilidad macroeconómica, se sitúan en la diana de inversores institucionales globales.
En el caso de Iberdrola, la subida reciente en bolsa sugiere que el mercado ha recogido con optimismo la noticia de la mayor participación de Goldman Sachs. No es solo un voto de confianza: es también una señal de que el capital inteligente sigue apostando por las utilities como ancla de estabilidad.
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Por qué es importante
El respaldo explícito del Estado a Talgo, a través de la SEPI, contrasta con la lógica de mercado que empuja a fondos internacionales a refugiarse en energéticas. El consorcio vasco contará con 75 millones de euros adicionales para reducir su deuda y afrontar riesgos legales, lo que podría consolidar su perfil como activo estratégico europeo y, quizás, relocalizar su sede en Euskadi.
En paralelo, el pulso entre Zurich Seguros y BBVA por el control de Sabadell introduce una capa de incertidumbre que aleja a algunos inversores. Zurich ha elevado su participación hasta el 4,34 % y exige garantías legales para mantener los acuerdos de bancaseguros. Esta tensión puede dificultar la opa de BBVA (BME:BBVA) y ejercer presión sobre la cotización de Sabadell.
Frente a estas turbulencias, las compañías energéticas ofrecen un refugio con rendimientos sostenibles. La lectura es clara: mientras unos valores luchan por su gobernanza o su estabilidad operativa, otros, como Iberdrola, Redeia y Repsol, destacan por la confianza que generan entre los grandes capitales globales.
Imagen: Shutterstock
Esta historia ha sido editada por Edgli Romero
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