Banco Santander (BME:SAN) continúa afinando su estructura accionarial con bisturí de cirujano. La entidad ha dado por concluida una nueva reducción de capital que le permite reforzar su compromiso con la eficiencia y la rentabilidad para el accionista. Esta operación encaja en el amplio plan de recompras que el banco viene ejecutando desde hace más de tres años, en una coreografía que busca premiar la fidelidad de sus inversores sin perder solidez financiera.
Lo que sucedió
El Banco Santander ha cerrado una reducción de capital por un total de 133,58 millones de euros, que se ha materializado mediante la cancelación de 267,17 millones de acciones propias. Esta cifra representa un 1,76 % del capital social previo del grupo bancario. La entidad comunicó la finalización de la operación el pasado martes a través de un comunicado oficial.
La escritura pública de esta reducción fue inscrita en el Registro Mercantil de Santander el 6 de junio de 2025. Tras esta cancelación, el capital social del banco se sitúa ahora en 7440 millones de euros, dividido en 14 890 millones de acciones, todas con un valor nominal de 0,50 euros por título.
Santander aclaró que todas las acciones en circulación tras la operación pertenecen a la misma clase y otorgan los mismos derechos. No hay privilegios ocultos ni letras pequeñas: igualdad para todos los accionistas.
Esta maniobra forma parte de una estrategia de recompra iniciada en noviembre de 2021. Desde entonces, el banco ha ejecutado ocho programas similares, retirando de circulación cerca del 14,16 % de su capital social inicial. En cifras, eso se traduce en 2460 millones de acciones menos y una reducción acumulada de capital de 1230 millones de euros.
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Por qué es importante
Este tipo de operaciones no solo reducen el número de acciones en el mercado, también pueden aumentar el beneficio por acción y, con él, el atractivo para los inversores. Al haber menos títulos en circulación, cada uno representa una porción mayor del pastel. Es decir, el accionista que se queda… se queda con más.
Además, la reducción llega en un momento en que la banca europea enfrenta desafíos de rentabilidad en un entorno de tipos de interés volátiles. Según analistas del sector, esta estrategia permite a Santander maximizar el retorno para sus inversores sin recurrir únicamente al reparto de dividendos. Algo así como devolver valor de forma más silenciosa, pero efectiva.
Hay también una lectura simbólica: estas recompras son una muestra de confianza en el futuro del banco por parte de su dirección. No es casual que la entidad haya sostenido esta política desde 2021, consolidando una cultura de gestión del capital centrada en el accionista. El gesto puede parecer técnico, pero tiene alma: apostar por uno mismo cuando el mercado duda.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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