La guerra de los contratos militares toca suelo español, y ACS (BME:ACS) ha decidido tomar asiento en primera fila. En un contexto global convulso, las grandes constructoras del IBEX se están colando en el tablero armado. Pero ¿qué significa esto para ACS y para el mercado local?
Lo que sucedió
ACS, junto con Acciona (BME:ANA) y Ferrovial (BME:FER), ha logrado participar en proyectos vinculados al sector de defensa por un monto agregado cercano a los 25.000 millones de euros en los últimos años.
Estos contratos abarcan obras como renovación y expansión de astilleros, bases navales e instalaciones militares.
El equipo de análisis de Bankinter, citando fuentes de Expansión, subraya que este giro coloca a las constructoras españolas en posición ventajosa frente al crecimiento global del gasto militar.
De hecho, Bankinter ha incluido a empresas como ACS, Ferrovial o Acciona entre sus “preferidas sectoriales” para el cuarto trimestre de 2025, apoyándose en esta creciente exposición al negocio de defensa.
Adicionalmente, el mercado ha reaccionado rápido: ACS se revalorizó cerca de un 3 % en una sola sesión, alcanzando los 70 euros, máximos históricos, impulsada en buena parte por el impulso del negocio de defensa. Pero no todo el empuje viene del ámbito militar. Bank of America elevó la recomendación de ACS a “Comprar”, aumentando su precio objetivo desde ~52,5 euros hasta 78 euros, lo que implica un potencial alcista del 18 %.
BofA fundamenta esta mejora en la expectativa de un crecimiento del BPA del 15 % en 2026, liderado por el negocio de construcción en EE. UU. y la prometedora unidad de centros de datos.
Sobre estos centros de datos, estiman que podrían aportar hasta 1.200 millones de euros en valor, cuando la estrategia concreta sea presentada antes de fin de año.
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Por qué es importante
Este nuevo posicionamiento de ACS responde a una demanda estratégica global: el gasto en defensa no es pasajero. Se prevé que las infraestructuras militares crezcan anualmente hasta sumar ~130.000 millones de euros hacia 2035.
Para España, donde la presencia directa en industrias bélicas es limitada, la entrada de gigantes de la construcción en este segmento puede representar una palanca estructural: no solo contratos, sino generación de know-how y mayor peso geopolítico.
Los analistas coinciden en que, con tipos de interés en niveles acomodados, el sector se ve favorecido: un coste de financiación moderado permite acometer grandes inversiones a largo plazo sin que el apalancamiento se descontrole.
Además, el negocio estadounidense de ACS le da músculo adicional. La mitad de sus ingresos provienen de EE.UU., y el mercado norteamericano anticipa una oleada inversora en infraestructura, redes energéticas, transporte y agua.
La apuesta por centros de datos es otro eje transformador: al diversificar hacia la infraestructura digital, ACS no solo se ancla en el sector defensa, sino en la revolución tecnológica global.
Sin embargo, no todo está claro. Existe la intención de que ACS venda un 50 % de su división digital a GIP/BlackRock, lo que podría diluir control pero liberar más de 1.000 millones de euros para reinvertir.
Este nuevo guion de ACS, defensa + infraestructura digital, podría redefinir su recorrido bursátil en el Ibex.
Imagen: Shutterstock
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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