El gráfico semanal de las acciones de Repsol (BME:REP) parece contar una historia de remontada. Desde los mínimos de abril, cuando la acción navegaba por debajo de los 10 euros, ha desplegado una recuperación que ahora capta miradas más confiadas. Pero en bolsa, como en la vida, no hay caminos rectos. El reto ahora es consolidar lo ganado… y no perder el paso.
Lo que sucedió
Desde abril de 2025, Repsol ha dejado atrás la debilidad que la mantenía relegada a la zona de los 10 euros. Su acción ha recuperado con decisión la media de 40 periodos en gráfico semanal, una señal que muchos analistas interpretan como cambio de tendencia, y ha escalado también por encima de las medias de 100 y 200 periodos.
El pasado 4 de julio, la petrolera descontó un dividendo de 0,50 euros por acción, lo que provocó un hueco bajista que ya ha sido completamente cerrado. Este gesto técnico suele interpretarse como una demostración de fuerza del valor, al absorber la presión vendedora y continuar su avance.
Con el valor situado actualmente por encima de las principales medias móviles, el foco se dirige ahora a las resistencias. La primera gran prueba está en los 14 euros. Superarla implicaría una confirmación importante de la tendencia alcista y abriría la puerta a nuevos objetivos en los 14,50 y 15 euros.
En el lado de los soportes, el nivel de los 12,74 euros marca una primera línea defensiva. Perderlo significaría debilidad técnica a corto plazo, con riesgo de descender hacia los 12,30 y, si ese tampoco aguanta, al área crítica entre los 12 y los 11,74 euros, donde reposa la media de 40 periodos.
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Por qué es importante
Lo que está en juego no es solo una ruptura técnica. Repsol lleva meses bajo presión en un contexto de transición energética, volatilidad del crudo y dudas regulatorias. Sin embargo, la recuperación de su acción desde mínimos podría estar revirtiendo parte de ese escepticismo. Algunos analistas ven en esta subida una señal de que los inversores vuelven a otorgar crédito a su estrategia.
Además, el cierre del gap bajista tras el dividendo sugiere que hay manos fuertes sosteniendo el precio. Este tipo de movimientos suelen ser leídos como confianza renovada por parte del mercado, y sirven de termómetro emocional para el pequeño inversor, que muchas veces entra cuando ya “no duele tanto mirar el gráfico”.
Por último, los indicadores técnicos refuerzan el sesgo alcista: el MACD, una brújula de tendencia, sigue apuntando hacia arriba y el RSI, que mide la fuerza del movimiento, permanece por encima de 50. No hay garantías, claro está, pero el viento parece soplar a favor. La clave será ver si Repsol logra afianzarse sobre los 14 euros… o si ese techo se convierte en su próxima barrera.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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