Las acciones de BBVA (BME:BBVA) han vuelto a destacar en la jornada bursátil, encabezando las subidas del Ibex 35 con un avance del 2 %. Este movimiento al alza se ha convertido en una constante en los últimos días, al calor de unos sólidos resultados trimestrales y del creciente escepticismo en torno a la viabilidad de la oferta pública de adquisición (OPA) sobre Banco Sabadell. Entre líneas, el mercado parece estar enviando un mensaje: lo que ayer parecía una jugada estratégica, hoy ya no está tan claro.
Lo que sucedió
BBVA ha registrado una subida del 2 % en el selectivo nacional, marcando un nuevo hito en una racha positiva que se extiende ya varias sesiones. La confianza del mercado no ha surgido de la nada: los últimos resultados trimestrales del banco han superado las expectativas y han venido acompañados de una revisión al alza de sus previsiones para lo que queda de año.
Pero no todo es resultado financiero. La percepción de que BBVA podría dar marcha atrás en su intento de fusión con Sabadell también está empujando el valor. La operación, que generó controversia desde el principio, se enfrenta ahora a un escenario más complejo y menos atractivo para ambas partes.
En este contexto, la acción de BBVA se ha convertido en un reflejo de dos narrativas que se entrelazan: por un lado, el éxito de su negocio en solitario; por otro, la creciente probabilidad de que la integración con Sabadell no se materialice. Y el mercado parece aplaudir esa posibilidad.
Con una revalorización acumulada de más del 70 % en lo que va de 2025, y más del 40 % desde que se anunció la OPA el 1 de mayo de 2024, BBVA no solo gana valor, sino también margen de maniobra. La historia todavía no ha terminado, pero el viento empieza a soplar en otra dirección.
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Por qué es importante
La resistencia de los accionistas del Sabadell a la OPA ha quedado patente en la última Junta, donde se aprobó de forma unánime tanto la venta de su filial británica TSB como el reparto de un dividendo histórico. Con este gesto, los accionistas envían una señal nítida: si BBVA quiere convencerles, deberá mejorar considerablemente su oferta. La prima negativa actual, -6,2 % respecto a la cotización, y el atractivo dividendo extraordinario han elevado la exigencia del umbral de aceptación.
Además, hay un dato que invita a la reflexión: BBVA tendría que desembolsar unos 3600 millones de euros adicionales para que la operación ofrezca una prima atractiva. ¿Vale la pena pagar ese precio en un entorno económico incierto? El sector bancario, muy expuesto al ciclo económico, podría sufrir si los tipos de interés bajan o la actividad se ralentiza. Las dudas crecen, y con ellas la prudencia.
Por si fuera poco, el veto del Gobierno español a la fusión ha terminado de enfriar las expectativas. Aunque se trate de una barrera temporal, ha mermado el atractivo de la operación desde el punto de vista político y regulatorio. En este nuevo tablero, BBVA gana más no moviendo ficha: sus acciones se disparan y los incentivos para perseverar en la OPA disminuyen.
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Imagen: Cortesía de BBVA
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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