En una mañana que pedía calma, BBVA (BME:BBVA) eligió levantar la voz: su directora financiera, Luisa Gómez Bravo, defendió ante inversores en Londres que el banco no solo va por buen camino, sino que se considera el mejor de España en rentabilidad y eficiencia. Un mensaje que, dicho en un foro internacional, parece buscar no solo informar… sino también inspirar confianza. ¿Qué hay detrás de esa afirmación tan rotunda?
Lo que sucedió
Durante la conferencia anual para inversores de JP Morgan, Gómez Bravo subrayó que BBVA ha logrado ampliar su base de clientes en España a un ritmo que sorprende incluso en un sector acostumbrado a los grandes números. Desde 2022, la entidad ha sumado más de tres millones de clientes, con 730.000 altas solo este año, 100.000 de ellos pymes, un flujo que la directiva describió como sostenido y con potencial de vínculo a largo plazo.
La ejecutiva explicó que cada nuevo cliente tiende a convertirse en vinculado en los doce meses siguientes. Esa transición, casi como ver cómo una semilla pasa a ser árbol, es clave en la estrategia del banco, que busca clientes estables y relaciones duraderas. Y lo dice con cautela, sin prometer lo imposible, pero insistiendo en la disciplina que aplica la entidad en precios y riesgos.
BBVA, añadió, aspira a que su cartera de préstamos crezca por encima de la competencia, alrededor de un 5 % anual hasta 2028. Ese avance se apoyaría en segmentos con mejores retornos ajustados por riesgo, como empresas y consumo, lo que permitiría evolucionar hacia un negocio más rentable. La idea es clara: elegir bien dónde poner cada euro, para que trabaje mejor.
La directiva también puso el foco en los mercados internacionales. En México, la coyuntura es especialmente favorable, con dos décadas de crédito creciendo por encima del PIB nominal. Para este año, la previsión es un avance del 10 % en crédito. Turquía tampoco queda fuera: Garanti BBVA, su filial, podría beneficiarse de la normalización económica. Y, como broche, el banco cerró septiembre con un CET1 del 13,42 %, lo que abre la puerta a redistribuir el exceso de capital en cuestión de meses.
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Por qué es importante
Mientras este discurso se pronunciaba, las acciones de BBVA cotizaban a 17,96 euros en el IBEX 35, con una variación diaria del 1,15 %. El mercado, siempre sensible al tono y a los números, ha mostrado en los últimos diez días una mezcla de caídas y repuntes: seis sesiones a la baja y cuatro al alza. Una especie de montaña suave que invita a preguntarse si la tendencia está a punto de dar un giro.
La volatilidad semanal, 25,14 %, se mantiene por debajo de la anual, 30,76 %, lo que sugiere una calma relativa frente a un año más movido. En tiempos donde la paciencia cotiza al alza, esta estabilidad a corto plazo puede dar algo de aire a los inversores que buscan señales antes de tomar decisiones. No es una garantía, pero sí un gesto del mercado.
Además, el contexto general de la acción ayuda a poner las palabras de Gómez Bravo en perspectiva: BBVA se ha movido entre un máximo anual de 18,9 euros y un mínimo de 8,88 euros, paga un dividendo estimado del 0,0261 % y presenta beneficios que hablan de una maquinaria financiera capaz de generar músculo. En otras palabras, el discurso de fortaleza encuentra respaldo en cifras que, aunque no cuentan toda la historia, sí aportan solvencia al relato.
Imagen: Shutterstock
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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