El Gobierno español ya pone cifras al coste del nuevo frente comercial con Estados Unidos. Carlos Cuerpo, ministro de Economía, Comercio y Empresa, ha estimado que el conflicto arancelario restará una décima al crecimiento del PIB en 2025. Aunque el daño parece limitado, el escenario aún está en construcción, y todo depende de un posible acuerdo antes del 1 de agosto.
Lo que sucedió
Durante su intervención en el Congreso, Cuerpo abordó el impacto del conflicto arancelario abierto por Estados Unidos y su efecto sobre la economía española. Según sus estimaciones, si no hay un acuerdo, el crecimiento previsto para 2025 se recortará en una décima. Aunque suene menor, en una economía donde cada décima importa, este punto puede marcar la diferencia.
España no figura entre los países europeos más expuestos al mercado estadounidense. Las exportaciones directamente afectadas ascienden a 15 000 millones de euros, una cifra que crece hasta los 22 700 millones si se tienen en cuenta los efectos indirectos. No obstante, el ministro ha aclarado que, hasta ahora, los datos de comercio exterior no muestran un cambio significativo en el patrón exportador ni en el flujo de mercancías.
El centro del conflicto está en el llamado “arancel recíproco” del 30 % que EE.UU. podría aplicar a productos de la Unión Europea si no hay acuerdo antes de agosto. En paralelo, los Veintisiete preparan una respuesta conjunta: medidas espejo que van desde aranceles a productos estadounidenses hasta ayudas a sectores estratégicos del Viejo Continente.
El Gobierno español, por su parte, ya trabaja en un plan de contingencia con dos frentes: líneas de financiación para mantener la liquidez de las empresas afectadas y un acompañamiento personalizado para ayudar a sortear el nuevo escenario comercial. Las compañías con sede en EE.UU. no planean retirarse, pero sí piden respaldo para diversificar clientes y mercados.
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Por qué es importante
Aunque España no es el mayor exportador europeo hacia Estados Unidos, el conflicto llega en un momento delicado para muchas empresas que todavía lidian con las secuelas logísticas y de demanda post-pandemia. El comercio exterior español había mostrado signos de recuperación, y un nuevo frente arancelario podría frenar ese impulso, especialmente en sectores como agroalimentación y maquinaria.
Según las reacciones del mercado, el riesgo principal no es tanto el volumen directo afectado, sino la incertidumbre: ¿cuánto durará la tensión? ¿Qué sectores saldrán más tocados? Y, sobre todo, ¿cómo afectará esto al tejido empresarial más pequeño, ese que no siempre tiene músculo para resistir una guerra de tarifas? Las pymes podrían ser las más vulnerables si se encarecen los costes o se ralentizan los envíos.
Además, el contexto internacional complica aún más el tablero: mientras Europa y EE.UU. juegan una partida de ajedrez comercial, China y otros gigantes asiáticos observan atentos, y podrían aprovechar cualquier hueco que dejen las exportaciones europeas en el mercado estadounidense. España, en este escenario, necesita no solo resistir… sino también reinventarse.
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia ha sido editada por Edgli Romero
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