En el mes de julio 2024, la producción manufacturera de la Eurozona experimentó su mayor contracción del año. Veamos más detalles a continuación.
Producción manufacturera Eurozona: lo que sucedió
El índice PMI del sector manufacturero de la zona euro se mantuvo en 45,8, el mismo nivel que en junio, lo que indica una contracción en la producción. “La creencia generalizada de que la recuperación de la zona euro se aceleraría en la segunda mitad del año ya no puede sostenerse tanto”, informó Bolsamania.
Los nuevos pedidos disminuyeron a un ritmo acelerado, una tendencia que se ha mantenido desde mayo de 2022. La demanda de productos de la zona euro también se vio afectada por la actividad de ventas transfronterizas, como lo demuestra la fuerte reducción de los nuevos pedidos de los mercados de exportación.
Para compensar la disminución de la carga de trabajo, los fabricantes de la zona euro recurrieron a sus pedidos pendientes para respaldar la producción. Sin embargo, los niveles de producción experimentaron la contracción más marcada del año hasta la fecha.
El nivel de empleo en las fábricas disminuyó al comienzo del tercer trimestre, extendiendo la actual secuencia de destrucción de empleo a 14 meses. Esta disminución coincidió con una caída en la confianza empresarial, la primera desde octubre de 2023.
Los fabricantes de la zona euro redujeron sus actividades de compras en julio, aunque a un ritmo ligeramente menor que en junio. A su vez, los inventarios de insumos se redujeron por decimoctavo mes consecutivo.
Finalmente, los datos revelaron otro aumento mensual en los costos operativos de los fabricantes de la zona euro. A pesar de esto, los precios cobrados por los productos que salen de las fábricas se mantuvieron prácticamente sin cambios desde junio, lo que indica que las empresas se abstuvieron de repercutir el aumento de los costos a sus clientes.
Por qué es importante
La contracción de la producción manufacturera de la Eurozona es un indicador preocupante de la salud económica de la región. Esta tendencia, junto con la disminución de los nuevos pedidos y la caída de la confianza empresarial, podría señalar un período prolongado de estancamiento o incluso una posible recesión.
Además, la disminución del empleo en las fábricas y la reducción de las actividades de compras podrían tener un impacto negativo en el consumo interno, lo que a su vez podría exacerbar la desaceleración económica.
Por último, el aumento de los costos operativos sin un correspondiente aumento de los precios cobrados por los productos podría erosionar los márgenes de beneficio de las empresas, lo que podría tener un impacto negativo en la inversión y el crecimiento económico a largo plazo.