Repsol (BME:REP) ha cerrado el primer semestre de 2025 con un beneficio neto de 603 millones de euros, marcando una caída del 62,9 % frente al mismo periodo del año anterior. A pesar del impacto del apagón eléctrico de abril y de un entorno global menos favorable, la energética española mantiene su pulso inversor y refuerza su compromiso con los accionistas.
Lo que sucedió
El beneficio neto ajustado de Repsol, una métrica que refleja mejor el pulso real de sus operaciones, fue de 1353 millones de euros hasta junio, lo que supone un retroceso del 36,4 % respecto a los 2126 millones del año anterior. La caída estuvo motivada principalmente por precios de petróleo más bajos, márgenes reducidos en refino y química, y condiciones de mercado marcadas por la volatilidad.
Uno de los golpes más duros vino del “día del cero eléctrico” del 28 de abril, cuando un apagón colapsó la red peninsular. Este episodio, junto con otras interrupciones, dejó una factura de 175 millones de euros para las instalaciones de Cartagena y Puertollano, afectando especialmente a los negocios de Química y Refino.
En cuanto al flujo de caja operativo, el segundo trimestre arrojó un dato positivo: 1718 millones de euros, lo que supone un incremento de 793 millones respecto al mismo periodo del año anterior. Esto se explica en parte por la resolución del arbitraje con Sinopec y la compra de un 49 % de RRUK, que compensaron ampliamente inversiones y recompras.
La compañía cerró junio con una deuda neta de 5.728 millones de euros y un ratio de apalancamiento del 17,9 %, reflejando una mejora frente al trimestre anterior. Repsol ha aprovechado también para anunciar desinversiones por más de 1200 millones de euros, más del 60 % de su objetivo anual, con la salida de Colombia y la venta de activos renovables en España, EE.UU. e Indonesia.
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Por qué es importante
Este resultado pone a prueba la resiliencia de Repsol en un año nada fácil. Aunque los beneficios hayan caído, la energética no ha soltado el timón: sigue cumpliendo su hoja de ruta estratégica y mantiene el foco en la creación de valor para el accionista. En un entorno donde otras empresas recortan o se replegan, Repsol sigue adelante con su plan de recompra de acciones, con 700 millones de euros previstos para 2025.
La fortaleza financiera permite a la compañía no solo capear el temporal, sino también seguir repartiendo beneficios: el pasado 8 de julio entregó 0,5 euros brutos por acción y ya tiene aprobado otro dividendo igual para enero de 2026. La promesa de una remuneración total de 0,975 euros por acción este año se mantiene, lo que sin duda es música para los oídos del accionista tradicional.
Más allá de los números, hay un mensaje de fondo: Repsol está redefiniendo su portafolio con decisiones estratégicas. Las desinversiones en Colombia e Indonesia y la rotación de activos renovables no son señales de repliegue, sino de realineación. El grupo se está posicionando para un futuro energético más diverso y con menos emisiones, sin perder de vista su rentabilidad actual. ¿Será esta su fórmula para ganar en tiempos revueltos?
Imagen creada con Inteligencia Artificial
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero
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