El Índice de Precios de Consumo (IPC) en España aumentó una décima en febrero, situándose en el 3 % interanual, según los datos definitivos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Este repunte marca el nivel más alto de inflación desde junio de 2023 y representa el quinto incremento consecutivo. La subida se atribuye principalmente al encarecimiento de la electricidad, que ha tenido un impacto significativo en el índice general.
Por otro lado, la inflación subyacente, que excluye alimentos no elaborados y productos energéticos, siguió su tendencia a la baja y cerró febrero en el 2,2 %, dos décimas menos que en enero y el nivel más bajo desde diciembre de 2021. Este dato indica que, a pesar del repunte en la tasa general, la presión inflacionaria subyacente continúa moderándose.
En términos mensuales, el IPC se incrementó un 0,4 % respecto a enero, lo que supone un aumento superior al registrado en el primer mes del año. Este comportamiento mensual también acumula cinco meses consecutivos de alzas, reflejando una tendencia inflacionaria persistente en el corto plazo.
El incremento en los precios de la electricidad se ha visto influenciado por la vuelta del IVA de la luz al 21 %, después de haber estado reducido al 10 % hasta el 31 de diciembre de 2024. Sin embargo, algunos factores, como la menor subida de los carburantes y lubricantes en comparación con febrero de 2024, contribuyeron a contener parcialmente la inflación.
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Por qué es importante
El repunte de la inflación en febrero genera incertidumbre sobre la evolución de los precios en los próximos meses y su impacto en las decisiones económicas. A pesar de la moderación de la inflación subyacente, el encarecimiento de la energía sigue siendo un factor clave que puede dificultar la reducción sostenida del índice general. Esto es relevante en un contexto en el que el Banco Central Europeo (BCE) sigue evaluando posibles ajustes en su política monetaria.
El aumento del IVA en la electricidad es un elemento que podría seguir ejerciendo presión sobre los precios en el corto plazo, afectando tanto a los consumidores como a las empresas. Además, el encarecimiento de los servicios de alojamiento y restauración sugiere que el sector turístico también está trasladando parte de sus costes al consumidor, lo que podría repercutir en la demanda interna.
Por otro lado, la caída en los precios del vestido y el calzado debido a las rebajas de invierno muestra que ciertos sectores aún pueden amortiguar el impacto inflacionario. No obstante, si la tendencia al alza en el IPC se mantiene, podría retrasar la recuperación del poder adquisitivo y afectar la evolución del consumo en la economía española.
Esta historia fue generada por Benzinga Neuro y editada por Edgli Romero.
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