El futuro económico de China se encuentra en cuestionamiento, al compararse con la desaceleración económica experimentada por Japón en la década de los 90, y se observan posibles indicios de una inminente crisis financiera. Estas son las conclusiones del Director Gerente de Rockefeller International, Ruchir Sharma, en un artículo de opinión publicado en el Financial Times.
Sharma resaltó varios factores clave que contribuyen al estado económico actual de China, similar al declive de Japón en los años 90: una población envejecida, altos niveles de deuda y la intervención gubernamental.
No obstante, se presentan dos posibles escenarios: una recuperación a corto plazo similar a la que vivió Japón después de la burbuja inmobiliaria de 1990 o una crisis financiera a gran escala, comparable a la que experimentó Estados Unidos en 2008.
Sharma señaló que una posible recuperación podría ser desencadenada por medidas de estímulo gubernamentales, como la flexibilización de las reglas de préstamos hipotecarios y los reembolsos de impuestos para los compradores de viviendas. A pesar de la renuencia del gobierno de Pekín a realizar un gasto pesado, en las últimas semanas se han implementado tales medidas.
Los avances tecnológicos de China, especialmente en campos como la inteligencia artificial y la robótica, también podrían contribuir a una posible recuperación. A pesar de las medidas regulatorias del gobierno contra las grandes empresas tecnológicas, China ha mantenido una ventaja significativa sobre Estados Unidos en diversos ámbitos tecnológicos.
Por otro lado, el mercado inmobiliario de China presenta un panorama preocupante. Los precios de tierras y viviendas están disminuyendo a una tasa anual de alrededor del 5%, y los ingresos del gobierno local provenientes de la venta de tierras han disminuido en un 20%. Esto hace que no se pueda descartar la posibilidad de una crisis financiera.
Además, el aumento de las tasas de interés en Estados Unidos limita la capacidad de China para utilizar una política monetaria flexible y respaldar sus mercados inmobiliarios, lo que podría generar una fuga de capitales y un colapso en el renminbi.
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