El mundo financiero parece haber aceptado la narrativa de que la inflación en la Eurozona ha seguido suavizándose en los últimos meses, mientras que en EE.UU. ha vuelto a afianzarse. Sin embargo, voces recientes sugieren que la inflación estadounidense podría estar generando titulares engañosos.
Las percepciones de inflación en Europa y EE.UU.
Según El Economista, el economista jefe de UBS GWM, Paul Donovan, señaló recientemente que los mercados financieros parecen creer en una historia de riesgos de inflación divergentes entre Europa y EE.UU. La inflación europea se ha ralentizado hasta el 2,4%, mientras que la inflación de precios al consumo (IPC) en EE.UU. se mantiene en el 3,5%.
Sin embargo, la realidad es que tanto la eurozona como EE.UU. tuvieron una inflación interanual del 2,4% en marzo, utilizando la medida de inflación armonizada utilizada en Europa para EE.UU.
La inflación armonizada estadounidense adopta el mismo método que Europa para calcular la inflación, comparando los datos de un periodo con los del periodo anterior. La medida armonizada estadounidense incluye algunos descuentos de precios que los europeos no incluyen, pero se trata de una diferencia menor.
Utilizando las respectivas medidas armonizadas de inflación subyacente, la inflación estadounidense es notablemente inferior a la de la eurozona, sostiene Donovan.
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La divergencia en las políticas monetarias
La Oficina de Estadísticas Laborales de EE.UU. (BLS), organismo responsable de publicar las lecturas del IPC, explica que empezó a calcular un índice siguiendo la definición europea del Índice Armonizado de Precios de Consumo (IAPC) como proyecto de investigación. Desde que los datos se publicaron inicialmente en 2006 en una revista propia, se han seguido calculando mensualmente.
El IAPC estadounidense equipara el IPC subyacente de Estados Unidos al europeo para facilitar la comparación internacional. El mayor ajuste es que elimina los alquileres imputados, pero también reasigna la “alimentación fuera del hogar” de “alimentos” a “subyacente” y elimina los precios del alcohol y el tabaco, explica Simon MacAdam, de Capital Economics.
El verdadero problema de esta desconexión entre los datos surge al estudiar la trayectoria de los bancos centrales. “Una inflación idéntica en EE.UU. y Europa no evita divergencias en la política de los bancos centrales. La Reserva Federal no se centra en la medida internacional armonizada de la inflación como objetivo. Sin embargo, la experiencia similar de la inflación en el mundo real plantea dudas sobre las consecuencias económicas de cualquier divergencia política”, sugiere Donovan.
“Es evidente que, en última instancia, los bancos centrales modificarán su política monetaria en función de la evolución de la inflación que tienen como objetivo, y no de medidas armonizadas o ajustadas. Pero el hecho de que, medida en términos europeos, la inflación subyacente estadounidense no parezca tan preocupante sugiere que Estados Unidos no tiene un problema fundamental de presión excesiva sobre los precios, en contra de lo que han dicho recientemente algunos comentaristas”, argumenta MacAdam.
Foto cortesía de Pixabay
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