Recientemente, han surgido informaciones que parecen mostrar con bastante claridad que los países europeos estarían comprando gas ruso a China para sortear los bloqueos derivados de las sanciones impuestas por la guerra en Ucrania.
Gas ruso disfrazado de gas chino
La primera cifra hace referencia a las compras de gas ruso por parte de China.
De hecho, según datos de la aduana china, en los primeros seis meses del año China compró 2,35 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) a Rusia. Este es un valor anómalo, tan alto que Rusia se convierte repentinamente en el cuarto mayor proveedor de GNL de China, superando a Indonesia y EE.UU.
GNL, además, es el que se importa por vía marítima con buques cisterna, es decir, se suma al importado por gasoductos directamente desde Gazprom; esto, a su vez, se encuentra en su punto más alto después de un increíble aumento del 63,4% solo en la primera mitad de 2022.
Según revela el Financial Times, la fuerte sospecha se centra en que China no ha comprado más gas a Rusia para el mercado interno, sino para revenderlo, y lo estaría haciendo a Europa.
De hecho, de acuerdo con la firma de investigación Kepler, las importaciones europeas de GNL aumentaron un 60% en el mismo período.
¿A quién le compra Alemania?
El segundo dato hace referencia al origen del gas comprado a Alemania durante el verano para llenar las áreas de almacenamiento.
Si por un lado, durante el primer semestre de 2022 se redujo significativamente el gas importado de Rusia, por otro, hubo un crecimiento importante tanto del importado de Noruega como del importado de manera más imprecisa de “otros países” .
El Financial Times también sostiene que esto se referiría al GNL importado de China.
La tesis del Financial Times
Por tanto, según lo que señala el popular periódico económico inglés, en Europa hay países que están comprando GNL ruso a China.
Además, el transporte de GNL por barco tiene unos costes muy superiores al del gasoducto, por lo que no solo se sigue importando gas de Rusia, sino que se importa a un precio muy superior al habitual. Esto se debe seguramente también a que los intermediarios chinos a su vez podrían estar poniendo un cierto margen de ganancia en el GNL que compran a Rusia para luego revenderlo a Europa.
Si a esto le sumamos que el gas noruego y el holandés cuestan más que el ruso, el panorama que obtenemos justificaría de forma muy clara por qué el precio del gas en Europa se está disparando.
Llegados a este punto, deberíamos preguntarnos si aún tiene sentido seguir recortando las compras de gas a Rusia, especialmente, porque dichos recortes parecen ser en gran parte ficticios.
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